"Hay semanas que trabajo más de 70 horas": la realidad detrás de la huelga de médicos en España

Manifestación el pasado mes de noviembre en Sevilla.
Manifestación el pasado mes de noviembre en Sevilla.. EUROPA PRESS
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Sevilla"Hay semanas en las que podemos trabajar más de 70 horas y en las que apenas puedo ver a mis hijos", confiesa una anestesista del Hospital Virgen Macarena de Sevilla. Hay más. Sus turnos cambian cada mes, y la planificación de su agenda parece un rompecabezas imposible de encajar. Cada jornada tiene un ritmo vertiginoso y, aun así, la sensación de que le falta tiempo para lo más importante persiste.

Las continuidades asistenciales suman horas extra que no se reflejan en su jubilación, y las guardias de 24 horas son frecuentes, "unas tres veces al mes", o lo que es lo mismo, casi semanales, y aún así se da con un canto en los dientes: "en los hospitales pequeños, como los comarcales, es mucho peor y te pueden tocar guardias cada cuatro días", asegura. "Para poder atender a mis hijos y cumplir con mi trabajo, he tenido que contratar ayuda en casa porque es la única forma de organizarme, aunque el sueldo casi no me alcanza", explica. La situación se complica aún más porque su marido también es sanitario y no cuentan con familia cerca que pueda echarles una mano.

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Cada día se convierte en un equilibrio frágil entre salvar vidas y mantener una familia. "Nos piden que seamos empáticos, pero que no paremos, como máquinas", lamenta. "Y cuando un paciente fallece, no nos dan tiempo para procesarlo, enseguida hay que continuar con el siguiente", relata, mostrando cómo la exigencia profesional choca con la necesidad humana de descansar y estar con los suyos. Aun así, confiesa que sigue siendo "una romántica que cree en el sistema público de salud y en la calidad de vida de los pacientes", aunque la frustración crece al ver que muchos colegas abandonan la sanidad pública o emigran en busca de mejores condiciones.

Miles de casos detrás de una huelga sin precedentes

Otra cara de la historia la tendríamos por ejemplo en una pediatra que trabaja en las urgencias del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y en atención primaria en un centro de salud de la provincia. Su relato refleja un agotamiento similar, aunque con matices distintos. "Cuando se le cayó el primer diente a mi hija, yo estaba trabajando. Me lo pierdo todo", confiesa. Su jornada combina turnos en el centro de salud de 8 a 15 horas, y guardias que se prolongan desde las 15 hasta las 8:30 del día siguiente en el hospital.

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El cansancio físico y mental se acumula, y los errores se convierten en un riesgo real. "En las guardias atendemos a un niño tras otro, además de supervisar al médico residente", explica. "El agotamiento puede tener consecuencias serias, por ejemplo en la prescripción de un antibiótico, porque la agilidad mental no es la misma después de tantas horas”, explica. La vocación le mueve a seguir, pero reconoce que la entrega no puede justificar condiciones laborales que considera "una esclavitud moderna".

Ambas profesionales prefieren mantener su anonimato por miedo a represalias, un reflejo de la presión que sienten muchos sanitarios en el sistema público. Sus testimonios coinciden con las demandas que han motivado la huelga de médicos que comenzó hoy, 9 de diciembre, y que se prolongará hasta el 12 de diciembre en toda España.

Solo en Andalucía, más de 30.000 facultativos están llamados a participar en estas cuatro jornadas de paro, la tercera gran movilización en seis meses, en plena campaña navideña y con la presión añadida de la ola de gripe sobre un sistema ya tensionado.

Un Estatuto propio que reconozca sus particularidades

Los profesionales exigen un Estatuto propio que regule sus condiciones laborales y reconozca las particularidades de la profesión. Entre las reclamaciones se incluyen la reducción de la jornada máxima, la voluntariedad y mejoras en las guardias, una mayor diferenciación profesional respecto a otras profesiones sanitarias y la posibilidad de compatibilizar trabajo en la pública y la privada. "Nos hemos dado cuenta demasiado tarde de que hemos ido perdiendo derechos y capacidades, y encima la población cree que tenemos privilegios que no tenemos", dice la anestesista de Macarena.

Porque el relato de estas dos médicas evidencia que detrás de cada guardia hay una historia de sacrificio, de conciliación imposible y de esfuerzo constante por sostener un sistema de salud que mantiene vidas cada día.