Más de la mitad de las mujeres de 18 años de Barcelona sufre acoso sexual
Más de la mitad de las jóvenes de Barcelona ha sufrido acoso sexual, según informe del Ayuntamiento
La pobreza en Barcelona tiene un claro sesgo de género: el 40,5 % de las mujeres en riesgo
Brecha salarial y desigualdad en la vivienda: el informe revela las dificultades económicas de las mujeres en Barcelona
Más de la mitad de las jóvenes de Barcelona ha sufrido acoso sexual, según un informe del Ayuntamiento que examina las condiciones de vida y desigualdades de género en la ciudad. Este estudio, elaborado cada cinco años, ofrece una perspectiva actualizada tras la pandemia y revela datos alarmantes sobre la situación de las mujeres en distintos ámbitos. El 52 % de las personas que viven solas son mujeres, un colectivo con mayor riesgo de pobreza, especialmente en edades avanzadas y clases sociales más bajas.
El acoso sexual afecta a más del 51 % de las jóvenes de 17 y 18 años, siendo particularmente evidente en los últimos años de bachillerato y formación profesional. Estas situaciones de acoso ocurren en diversos contextos, como redes sociales, espacios públicos y lugares de ocio. Las denuncias por agresiones sexuales en la ciudad han experimentado un notable aumento, con 659 casos registrados en 2022, un 41 % más que el año anterior. Todos los agresores identificados fueron hombres, según el informe.
En términos de seguridad, las mujeres tienen una percepción más alta de inseguridad en el espacio público y sufren delitos distintos a los de los hombres. Mientras ellos son más propensos a enfrentar delitos de fuerza física, las mujeres padecen más hurtos por tirones, especialmente en el transporte público, donde el 28,6 % de las afectadas sufrieron incidentes frente al 23,6 % de los hombres.
Sesgo de género en la pobreza
El informe también subraya que la pobreza en Barcelona tiene un claro sesgo de género. El 40,5 % de las mujeres están en riesgo de pobreza en situaciones de autonomía, frente al 29,4 % de los hombres. Las diferencias económicas también se reflejan en el mercado laboral, donde la brecha salarial alcanza el 17 %, y las mujeres enfrentan una feminización de los trabajos a tiempo parcial y temporales. El 26,4 % de ellas trabaja en este tipo de empleos, frente al 12,9 % de los hombres. Además, en las pensiones de jubilación, las mujeres reciben, de media, 600 euros menos que los hombres.
El acceso a la vivienda también muestra desigualdades. Aunque el 59,4 % de los hombres vive en propiedades propias, solo el 53,5 % de las mujeres lo hace, siendo ellas quienes predominan en los hogares de alquiler. Estas diferencias económicas y de acceso repercuten en la capacidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada: en 2021, el 24,1 % de las mujeres y el 21,1 % de los hombres no lograron cumplir este requisito básico.
En cuanto a la salud, los datos reflejan que un 31,3 % de las mujeres padece trastornos de salud mental, frente al 21,6 % de los hombres. Esto las lleva a consumir psicofármacos en mayor proporción: un 23 % frente al 12,8 % de los hombres. Además, aunque tienen una mayor esperanza de vida, un 24 % de las mujeres califican su salud como regular o mala, una percepción más frecuente en las clases menos favorecidas y que se acentúa con la edad.
Por otro lado, los datos de natalidad y fertilidad muestran una tendencia a la baja. La tasa de natalidad se sitúa en 29,7 nacimientos por cada 1.000 mujeres, y el 33,6 % de las mujeres de entre 15 y 49 años optaron por la interrupción voluntaria del embarazo en 2022. Las jóvenes, especialmente las chicas, están adoptando formas menos heteronormativas de vivir su sexualidad.
El informe concluye que la segregación de género en el mercado laboral y social sigue siendo una realidad, con sectores como la construcción y la industria dominados por hombres, mientras que las mujeres son mayoría en la sanidad, la educación y los servicios personales. En cargos directivos, el 59,4 % están ocupados por hombres, mientras que las profesionales de los cuidados son, en su mayoría, mujeres extranjeras y muchas de ellas en situación administrativa irregular.
Estos datos refuerzan la necesidad de políticas públicas dirigidas a reducir las desigualdades de género en todos los ámbitos, desde la seguridad y el trabajo hasta la salud y la educación, con el objetivo de garantizar una mayor equidad y protección para las mujeres en la ciudad.
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