La huella 'invisible' de los hilos de pescar en el fondo marino de Girona: "Pueden tardar más de 600 años en descomponerse"

Submarinistas catalanes han retirado hasta un kilómetro de hilos en L'Escala y "aún más" en Sa Tuna
Cataluña publica el primer mapa de su fondo marino que recorre todo el litoral catalán
GironaLa práctica de la pesca deja su huella en el fondo del mar con los restos de unos hilos con una lenta degradación, que provocan un gran impacto en el medio marino tal y como explican los submarinistas del Club de Immersión Biología (CIB) de la Universidad de Barcelona, que han retirado centenares de sedales prácticamente invisibles dentro del agua.
Los submarinistas catalanes, inmersos en el proyecto 'Pescafils', han actuado sobre puntos habituales de buceo del litoral para detectar y retirar hilos de pesca y otros desperdicios del fondo marino.
Una labor que les ha llevado a realizar dos inmersiones de prospección en la Depuradora (L'Escala) y Sa Tuna (Begur), junto a las posteriores limpiezas en el lugar: "El resultado es impactante. Encontramos hasta 1 kilómetro de hilos de pesca en L'Escala, y creemos que en Sa Tuna hemos recogido aún más".
Más de 600 años en descomponerse
Unos hilos que "pueden tardar más de 600 años en descomponerse, provocando un gran impacto en el medio marino", por lo que los submarinistas han aprovechado para limpiar y documentar el impacto de la pesca con caña en zonas que pueden tener "alto valor ecológico, con el objetivo de generar conocimiento y promover cambios en la gestión y conservación del entorno marino".
El proyecto 'Pescafils' cuenta con una subvención de la Federación Catalana de Actividades Subacuáticas y actúa en los lugares donde se lleva a cabo la práctica del buceo en Cataluña para retirar los desperdicios del fondo marino, a la vez que mejoran la práctica del buceo y fomentan el conocimiento de la biodiversidad marina y la conciencia ambiental.
Antes de empezar con las acciones de limpieza, organizaron una inmersión colectiva de reconocimiento de la zona el pasado 26 de julio para identificar los puntos de acumulación de hilos de pescar y otros residuos. Esta primera inmersión les permitió planificar mejor las tareas de retirada, que se han realizado en una segunda salida posterior.
Protocolos de "mínima interferencia" con los ecosistemas
"Todas las acciones se llevan a cabo siguiendo protocolos de mínima interferencia con los ecosistemas y con especial atención a la seguridad y al respeto por el medio marino", explican desde el Club de Inmersión Biología, una entidad que fue creada en 1983 en el seno de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona.
"Desde el principio, la filosofía de inmersión del CIB , así como las directrices de sus cursos de formación de nuevos submarinistas estuvieron encaminados a potenciar un tipo de inmersión respetuosa con el medio ambiente, favoreciendo la formación paralela de muchos estudiantes de biología marina", explican los submarinistas en su página web.
Daños en el fondo marino
Greenpeace alertó en 2019 que alrededor de 640.000 toneladas de redes de pesca perdidas o abandonadas acaban cada año en los océanos, lo que equivale en peso a más de 50.000 autobuses de dos pisos.
"Estas redes representan un 10% de los plásticos que se encuentran en el mar y, a menudo, provocan la muerte de la fauna marina, que se engancha y queda atrapada", explicó Greenpeace en su informe Redes fantasmas: el abandono de redes de pesca amenaza nuestros océanos.
El informe mostraba que el 6% de todas las redes utilizadas, el 9% de todas las trampas de pesca pasiva y el 29% de todas las líneas de pesca de varios kilómetros de largo permanecen en el mar: "Los viejos desechos de pesca no solo siguen matando la vida marina, sino que también dañan gravemente los hábitats submarinos. Los montes submarinos se ven particularmente afectados porque, por su gran variedad de fauna, son zonas de intensa actividad pesquera".
