Alibri, un siglo de pasión por los libros en Barcelona: "Ha cambiado de aspecto y de manos, pero nunca de espíritu"

La librería que cumple cien años de vida en Barcelona. Alibri
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BarcelonaEl cierre gradual de negocios tradicionales como son las librerías se ha convertido en una tónica habitual en diferentes rincones de la geografía española. Pero en el corazón de Barcelona, hay una que aún resiste y ahora celebra sus 100 años de vida. "Ha cambiado de aspecto, de luces y de manos, pero nunca de espíritu”, explican los responsables de Alibri, un establecimiento conocido anteriormente como Herder y que está repleto de libros e historias desde 1925.

Un lugar único que ha acogido durante sus 100 años a miles de personas: "Lectores apasionados, autoras valientes, estudiantes curiosos, familias, amigos, viajeros... Todos habéis dejado una huella entre los libros y las paredes", destacan orgullosos desde Alibri, donde han preparado una exposición para dar a conocer su historia que empezó en noviembre de hace un siglo.

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Todo empezó cuando Antonio Schaedel, ilustre alumno del Instituto Herder de Friburgo, abría por primera vez las persianas de un local en la calle Balmes, mientras que en Estocolmo, George Bernard Shaw era galardonado con el premio Nobel de Literatura. Así nació una alianza entre Herder, Barcelona y los libros, según explica la propia librería en su página web.

Los primeros años del negocio

"Esta ciudad fue elegida para inaugurar su librería en España, porque entendieron que era la más cosmopolita y europea del país, con una gran inquietud y dinámica espiritual. Algo idóneo para las primeras propuestas literarias de la librería, con libros de carácter religioso, enseñanza, así como numerosas obras en latín", añaden.

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De este modo, los primeros años de la librería estuvieron marcados por el contexto internacional de la crisis económica de 1929, fecha en la que las importaciones de libros "eran muy complejas" hasta que un año más tarde se incorporaron al negocio Antonio Valtl que, con Leo Fetscher, concibieron un plan de reorganización, abriéndose a las universidades, escuelas, nuevas editoriales de narrativa nacionales y extranjeras, revistas, obras científicas y literatura infantil.

"De este modo, consiguieron que en 1935, la librería Herder ya fuera considerada como un sólido referente en el tejido cultural de la ciudad", apuntan sobre un negocio que durante la Guerra Civil fue "colectivizada" por el bando republicano y rebautizada como “La Internacional”.

A subasta pública tras el fin de la Segunda Guerra Mundial

Según explican, meses antes, los libreros lograron esconder en un piso de la ciudad los libros más valiosos, pero poco antes de acabar la guerra, ese lugar clandestino fue descubierto y todo lo que contenía se destruyó en molinos de papel. En la dictadura, Leo Fetscher regresó a la librería y "después de evaluar el estado ruinoso de sus cuentas tras la guerra, desde Herder decidieron la liquidación total del negocio".

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el negocio fue bloqueado y la librería fue puesta a subasta pública en 1948: "Nuevamente Valtl y Fetscher tuvieron que afrontar un reto y presentarse como postores preferentes, acción con la que consiguieron recuperar la librería".

Así lograron mantener la librería que entró en otra dimensión en los años 50 al ser considerada como "un espacio imprescindible para el libro científico-universitario internacional", llegando a ser reconocida en 1941 con el título de “Librería Universitaria” por su reconocimiento a la calidad de su fondo editorial al servicio del mundo de la cultura y la docencia.

De la remodelación y cambio al casi cierre definitivo

En 1971, Leo Fetscher decidió pasar el relevo a Herman Nahm y se produjo una profunda remodelación de las instalaciones, que culminó en 1987 con la incorporación de un local adyacente. Con el transcurso de los años, el negocio siguió creciendo y en 1999 la librería cambió de nombre. De Herder a Albiri, en una renovación que trajo una nueva dirección.

El vínculo con la Barcelona académica e intelectual siguió creciendo, pero dos décadas más tarde, las secuelas de la pandemia fueron un gran varapalo para el negocio: "Las ganas de pasar el testigo por parte del dueño de la librería, condujo a que en octubre de 2022, Andrés Valtl tirara la toalla y anunciara el cierre definitivo de la librería. Alibri, y quien dice Alibri dice Herder, estaba destinada a bajar su persiana 98 años después de haberla abierto por primera vez".

Cuando todo parecía abocado a un definitivo cierre, en noviembre de 2022 empezó otro capítulo más en la historia del establecimiento con la llegada de Bookish: "Así nació una alianza entre tradición e innovación, entre la solidez de un espacio con casi un siglo de historia y el impulso fresco y creativo de una marca joven".

"Más que una librería"

Desde entonces, los responsables de Alibri destacan que "es más que una librería": "Se ha convertido en un punto de encuentro para una comunidad de lectores en constante crecimiento. Un lugar donde la experiencia literaria se vive de forma integral, desde la compra de un libro hasta encuentros con autores, cajas literarias, comercio online y una aplicación. Un ecosistema diseñado para enriquecer cada etapa del viaje lector".

Un viaje que este año lleva a la librería a celebrar su centenaria, "consolidando un siglo de pasión por los libros y por quienes los aman". Cien años de historia que aún siguen escribiéndose.