Cinco curiosidades de cómo se protegen los rascacielos contra lo meteorológico

eltiempohoy.es 27/01/2019 10:38

En ciudades de todo el mundo han apostado por el crecimiento vertical y se planean edificios de gran altura como el Proyecto Madrid Nuevo Norte que incluye tres grandes rascacielos, además de la cuarta torre ya en marcha; los dos del grupo Baraka en Torrevieja; Intempo en Benidorm –el edificio más alto de la Comunidad Valenciana con 192 metros construido, pero inacabado–, y el octavo más alto de España que ocupará el estadio de La Romareda (Zaragoza). Lo tienen complicado los actuales dueños del histórico edificio Chrysler para encontrar un comprador en una ciudad que tiene en marcha la edificación de más de 90 edificios de gran altura construidos con la más moderna tecnología y preparados para las sacudidas meteorológicas.

Viento en la base y en la cima

Los arquitectos especializados en este tipo de construcciones tienen muy en cuenta en su diseño factores externos como la fuerza del viento. En el cálculo de los constructores se miden las oscilaciones horizontales porque el viento sopla más fuerte y frío según nos acercamos a los últimos pisos. También es importante que esas mediciones se incorporen las consecuencias de las ráfagas de viento en la base exterior del edificio que en casos como el Walkie-Talkie en Londres o el Dalek en Leeds provocaron daños en comercios y la caída de muchos peatones.

Esto se debe al efecto de corriente descendiente, cuando el viento golpea la construcción y sale desplazado hacia arriba, a los lados y abajo. El aire que se dirige hacia la base genera la aceleración del viento que hay en la calle, y también se produce cuando el edificio tiene las esquinas cuadradas, sin olvidar el efecto canalización que se crea en espacios estrechos donde las torres están a poca distancia.

Amortiguadores de masa

Para ello, además de un diseño redondeado y con aberturas que faciliten el paso de la ventolera, todos cuentan con amortiguadores de masa, unos contrapesos que les hace más resistentes a los envites del viento y de los movimientos sísmicos.

El pasado noviembre corrieron como la pólvora imágenes de los bloques de hielo cayendo desde los 330 metros de altura del Centro Hancock, el cuarto más alto de la ciudad de Chicago, donde es habitual que se acumule nieve y hielo en la cima de sus múltiples gigantes de hormigón tras una de las habituales borrascas gélidas que lo asolan en invierno. Los ingenieros tratan de evitar estas acumulaciones en sus diseños y en los materiales que conforman la cúspide, aunque a veces sea inevitable porque las condiciones rebasen los límites conocidos.

Jaulas de acero contra los rayos

Dos meses antes, en San Petersburgo, varios usuarios de redes sociales compartieron las imágenes del impacto de un rayo en la aguja del Lakhta Center, el rascacielos más alto de Europa con 462 metros. El edificio permaneció impasible a la lluvia eléctrica gracias al equipo de protección contra rayos que consiste en elementos metálicos que dirigen la descarga desde la cima hasta la superficie, convirtiendo la construcción en una jaula de acero. Pueden llegar a ser impactados por rayos en más de treinta ocasiones en un año y esas probabilidades aumentan donde se produce una mayor intensidad de tormentas eléctricas.

Construcciones sostenibles

La preservación del medio ambiente está muy presente en las últimas construcciones edificadas o en marcha. El futuro es la sostenibilidad y son muchos los mega edificios que cuentan con distintos sistemas para aprovechar la fuerza del viento para calentar, enfriar y ventilar su interior; recogen el agua que cae tanto en su cumbre como en los laterales, así como el rocío para almacenarlo y ser reutilizada en diversos usos dentro de la construcción como la Torre Iberdrola de Bilbao.

Madera laminada en Tokio

El hormigón y el acero son los materiales con los que se han construido hasta ahora los rascacielos, pero son muchos los arquitectos que apuestan por la madera como el componente primordial de su estructura como el Brock Commons, una residencia estudiantil que alcanza los 18 pisos, o el Haut, que se espera que esté listo a finales de año en Amsterdam, construido con madera laminada cruzada obtenida en bosques reforestados que tendrá reciclaje de aguas y paneles solares. Mucho más ambicioso es la torre que proyecta Sumitomo Forestry en Tokio para 2041, un edificio de 350 metros que será un 90% de madera y un 10% de acero, y que estará cubierto de plantas trepadoras.