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El beso de Lamine Yamal a su abuela Fátima, baluarte del futbolista presente también en la gala del Balón de Oro 2025

El beso de Lamine Yamal a su abuela Fátima, baluarte del futbolista y presente también en la gala del Balón de Oro 2025
Lamine Yamal, besando a su abuela Fátima en la gala del Balón de Oro 2025. Europa Press
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Lamine Yamal llegó a la gala del Balón de Oro 2025 arropado por sus seres queridos. En la foto de familia en un día tan especial y señalado, el futbolista posó ante los medios cogido de la mano de su abuela, Fátima, una mujer que ha marcado la vida de todos ellos desde que, hace ya más de tres décadas, decidiese embarcarse sola en un viaje a España que, a la postre, acabaría resultando clave para todos ellos y para que el futbolista sea hoy la persona y el jugador que es.

Aunque el azulgrana, estrella consagrada del Barça y de la selección española, no consiguió hacerse con el premio más deseado, que fue a parar a un emocionado Ousmane Dembelé, –ex del Barcelona–, Lamine Yamal levantó el Premio Kopa por segundo año consecutivo, que designa al mejor futbolista menor de 21 años. Hasta el momento, nadie había conseguido un doblete así; otro récord para el joven que creció en el barrio de Rocafonda.

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Si bien su sueño era ayer, lunes 22 de septiembre, salir coronado del Théâtre du Châtelet de París como Balón de Oro 2025, la trayectoria del futbolista no ha hecho más que empezar y su futuro es desde el inicio más que prometedor.

Lamine Yamal y su abuela Fátima, baluarte del futbolista y presente también en la gala del Balón de Oro
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Fátima, la abuela de Lamine Yamal, una figura clave para toda la familia

En ese camino una pieza fundamental son todos aquellos que siempre le han acompañado; todo ese grupo de familiares y allegados entre los que destaca el nombre propio de Fátima, con la que ayer el futbolista se deshizo en gestos de cariño, captando las cámaras cómo le besaba la frente en un día y unos momentos muy especiales para él.

De 74 años, fue ella quien hace ya más de 30 se embarcó en solitario en un viaje a España en ferry desde Tánger para buscar una nueva vida para ella y sus hijos. Fue así como llegó primero a Madrid, donde comenzó a trabajar antes de marcharse en autobús a Cataluña gracias al dinero que había ahorrado.

Instalándose en tierras catalanas en los 90, no se necesitaba ningún visado especial y consiguió un trabajo en un camping donde estuvo dos años antes de recalar en una residencia de mayores en Vilassa de Mar. Fue así como acabó por establecerse en Rocafonda, tal como relataba uno de sus hijos en una entrevista concedida a La Vanguardia.

Trabajando “mañana, tarde y noche”, como el propio Lamine Yamal ha contado en distintas ocasiones ante los medios, año a año fue consiguiendo traer a sus hijos. Primero fue Abdul, tío de Yamal, y después Mounir Nasraoui, el padre del futbolista.

Siendo ella la primera de la familia en llegar, gracias a su empeño se instalaron en Mataró y gracias a ese trabajo Mounir, de origen marroquí, acabaría conociendo en la capital catalana a la madre de Lamine, Sheila Ebana, originaria de Bata, Guinea Ecuatorial.

Sin saberlo entonces, esa conexión iniciada por Fátima acabaría siendo clave en el nacimiento de Lamine Yamal, hoy uno de los futbolistas más valorados del mundo del fútbol. Criándose de forma humilde entre otros padres jóvenes en lo que el propio jugador ha definido varias veces como una residencia, la familia fue saliendo adelante. Para ello, también sus padres tenían que trabajar muchas horas, por lo que Fátima fue también esencial en el cuidado de Lamine, algo que el futbolista recuerda y no deja de agradecer.

Tras el divorcio de sus padres, todos ellos continuaron trabajando hasta que, después de llegar Lamine Yamal a La Masía, terminó de emerger como futbolista, algo que, como ya sucediese tres décadas atrás con su abuela, también acabaría por marcar decisivamente el destino de la familia.