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“¡Mamá, que ha ganado el Sevilla!”: el audio viral de Aitor, el niño que ha devuelto la ilusión al sevillismo

Aitor, el niño sevillano y sevillista que narró los cuatro goles del Sevilla FC a su madre. Redacción Andalucía
  • Aitor, el pequeño sevillista que narró a gritos por WhatsApp la goleada de su equipo al Barcelona, se ha convertido en el símbolo de la pasión y la fe recuperada en el Sánchez-Pizjuán

  • El vídeo, compartido por la propia madre, acumula miles de visualizaciones y ha recibido mensajes de emoción incluso de aficiones rivales

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Sevilla"Mamá, ¡que ha ganado el Sevilla! ¡Que se ha acabado, mamá, que ha ganado el Sevilla!". Son las palabras que este domingo pronunció a voz en gritos Aitor, un niño de solo siete años desde el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla. Desgarrado y emocionado, sin saberlo, sin ser consciente, ese niño ha conseguido algo que hacía tiempo que no pasaba, devolver la ilusión a toda una afición que llevaba meses, incluso años, sin vivir una noche así.

Desde su asiento en el campo, entre el gentío y la euforia, sobresale su grito emocionado. En un escenario habitualmente adulto, el pequeño vuelve a ser niño y busca a su madre al otro lado del teléfono para contarle lo que está pasando y lo que está sintiendo. Hay un primer audio: “mamá el Sevilla ha marcado dos goles contra el Barcelona, uno el Barcelona y dos el Sevilla, ¡buaaa!", dice incrédulo y casi contenido. Ya se sabe que todo es posible y a pesar de la edad, la lección la tiene aprendida.

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El Sevilla F.C jugaba contra el F.C Barcelona. Podía pasar de todo menos lo que realmente pasó. Por la cabeza de ningún sevillista (o de pocos al menos) se habría pasado la idea de meter cuatro goles en semejante partido. Podría explicarse con palabras lo que el sevillismo sintió cuando llegó el cuarto, pero el audio de este pequeño lo define a la perfección: “¡mamá, cuatro a uno! ¡nunca he visto esto, te lo juro por Dios, mamá, esto es un sueño!”, relata Aitor a su madre con los decibelios muy por encima de lo normal. Era todo emoción.

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El final del partido, un momento que el pequeño no olvidará jamás

Cuando el árbitro pita el final del partido llega el último audio: “¡Se ha acabado, mamá, que ha ganado el Sevilla!”. Y en su mensaje se refleja lo que debería ser sentir unos colores como propios. Su ilusión, su emoción, su alegría... serán posiblemente el mejor eslogan que el equipo andaluz haya podido cosechar en los últimos tiempos.

El vídeo, subido por Macarena, su madre, a TikTok, ha emocionado a miles de personas, dentro y fuera del sevillismo. Para los de dentro, porque les ha recordado lo que es ser feliz en el campo. Los de fuera porque han sabido aplaudir la felicidad sin límites de un niño: "ese niño nos representa a todos", dice un comentario.

"Soy bética hasta la médula, pero la ilusión de ese niño no entiende de polémicas", escribe una usuaria. Otro, culé confeso, reconoce: "soy del Barça, pero ver a ese niño con tanta ilusión hace que duela menos perder". Y es que el pequeño, con su inocencia y su pasión, ha unido lo que en el fútbol tantas veces separa: colores, rivalidades y derrotas.

"Cuando alguien os diga que el fútbol solo son 22 tíos pateando un balón, ponedle estos audios", decía otro comentario. Será porque lo que hay en esa voz infantil es la esencia más pura del fútbol. Es asombro, es alegría, y es ilusión, que no se compra ni se entrena.

Unos años complicados para el sevillismo

La historia cobra aún más sentido en el contexto actual del Sevilla FC. El equipo atraviesa una etapa de transición, lejos de los puestos europeos, con un juego irregular y una afición que, aunque fiel, ha perdido parte de la ilusión que la caracterizaba. Tiempos donde muchos llegan al Pizjuán sin esperar demasiado.

Por eso, la goleada al Barcelona ha sido mucho más que una victoria. Ha sido un reencuentro con la alegría, una noche de goles y de abrazos. Anoche los teléfonos de quienes se quedaron en casa no pararon de vibrar. Hubo una llamada, eran dos goles. Luego otra, parecía imposible. Y una cuarta: "hijo le acabamos de meter cuatro goles al barsa", dice un padre a su hijo por teléfono desde el estadio.

Y entre todas esas llamadas que se cruzaron al filo de las 18:30 horas, estaba él, Aitor, ese niño que se desgañitaba para contárselo a su madre. Él fue la voz de todos los que alguna vez creyeron que el fútbol podía curar la tristeza, aunque solo sea por noventa minutos.

Quizá no recuerde dentro de unos años el nombre de los goleadores ni el minuto exacto de cada tanto, pero jamás olvidará cómo se sintió esa noche. Algún día sabrá que su frase "mamá, ha ganado el Sevilla", se acaba de convertir en un himno para su equipo.