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Con el fin progresivo de las ayudas extraordinarias aprobadas durante la crisis energética, muchas familias españolas vuelven a mirar con preocupación la factura de la luz y la calefacción. En este 2025, el ahorro energético ya no depende solo del precio del kilovatio, sino de saber identificar y aprovechar las ayudas fiscales, subvenciones autonómicas y los descuentos sociales que aún están disponibles. Aunque el contexto se ha endurecido, todavía existen mecanismos efectivos que permiten aliviar el gasto energético y mejorar la eficiencia del hogar.

El Bono Social Eléctrico, en transición: sigue activo, pero con cambios

Una de las herramientas más relevantes para reducir la factura de la luz es el Bono Social Eléctrico, un descuento que se aplica sobre el precio regulado (PVPC) y que está destinado a consumidores vulnerables. Aunque las condiciones se endurecen en 2025 tras el fin de algunas bonificaciones extraordinarias, el programa sigue activo.

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Según el Ministerio para la Transición Ecológica, los consumidores vulnerables tienen derecho a un descuento del 40%, mientras que los vulnerables severos pueden llegar al 65%. Para acceder, es imprescindible tener contratada la tarifa PVPC a través de una comercializadora de referencia (como Endesa Energía XXI, Curenergía o Baser). Además, hay que acreditar los ingresos mediante documentación fiscal actualizada y, en algunos casos, ser beneficiario de determinadas prestaciones (como el Ingreso Mínimo Vital). Puedes consultar las condiciones aquí

El Bono Social Térmico, que se aplica a calefacción y agua caliente, también sigue activo y se abona en un único pago anual. Aunque su cuantía depende del grado de vulnerabilidad y la zona climática, puede suponer entre 35€ y más de 300€ por hogar, según datos del IDAE. Se otorga automáticamente a quienes sean beneficiarios del Bono Social de electricidad a 31 de diciembre del año anterior, sin necesidad de solicitarlo.

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Deducciones fiscales por rehabilitación energética de viviendas

Uno de los pilares de la estrategia energética de 2025 son las deducciones en el IRPF por obras que mejoren la eficiencia energética. Estas ayudas, previstas inicialmente en el marco del Plan de Recuperación y los fondos Next Generation EU, se han prorrogado hasta diciembre de 2025.

En concreto, se contemplan tres tipos de deducciones. Del 20% por obras que reduzcan al menos un 7% el consumo de calefacción y refrigeración. Del 40% si se logra una mejora del 30 % en el consumo de energía primaria no renovable o se alcanza la calificación energética “A” o “B”. Del 60% para actuaciones en edificios de uso predominantemente residencial.

Estas deducciones pueden aplicarse en la declaración de la renta y están sujetas a la presentación de certificados de eficiencia energética antes y después de la obra.

Ayudas autonómicas y subvenciones específicas

Además del marco estatal, varias comunidades autónomas mantienen líneas de subvención propias para actuaciones en eficiencia energética. Por ejemplo en Galicia, a través del INEGA, se ofrecen ayudas de hasta el 80% para la instalación de autoconsumo fotovoltaico en viviendas unifamiliares. En Cataluña y Madrid se mantienen programas específicos para la rehabilitación energética de edificios antiguos, incluyendo la mejora del aislamiento térmico. En Andalucía se han abierto convocatorias para fomentar el uso de energías renovables en viviendas particulares y pymes.

Además, existen programas de “comercializadoras públicas” en algunas regiones, como Galicia, que buscan abaratar la factura eléctrica de familias situadas cerca de infraestructuras renovables.

Aunque el marco de ayudas energéticas ha cambiado respecto a años anteriores, 2025 sigue ofreciendo oportunidades para reducir el impacto económico de la factura de luz y calefacción. Estar bien informado y actuar a tiempo puede traducirse en ahorros significativos y en una vivienda más eficiente y sostenible. En un contexto de incertidumbre energética, aprovechar estos apoyos no solo es una cuestión económica: es también una apuesta de futuro.