Cenar en familia es beneficioso para niños y adolescentes según la Universidad de Harvard

Cenar en familia puede reforzar lazos familiares
Cenar en familia puede reforzar lazos familiares. Freepik
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MadridCompartir mesa con la familia es más importante de lo que podemos imaginar, pero la incompatibilidad de horarios entre padres e hijos hace que no siempre sea algo que se pueda llevar a cabo. La comida del mediodía suele ser más complicada, ya que muchos padres deben comer en su puesto de trabajo y los hijos en el comedor escolar, por eso, se debería encontrar otro momento para poder compartir mesa en familia.

Por ello, la cena se convierte en el momento ideal para poder estrechar vínculos con la familia, fomentar la comunicación y pasar un rato juntos. Es cierto que los hábitos y las rutinas que hay en la actualidad pueden hacer difícil conseguir cenar todos a la misma hora, pero aunque haya que ajustar ciertos horarios o se esté cansado y se prefiera que sea un momento para desconectar con la pareja, es un hábito que todas las familias deberían practicar por los beneficios que tiene en niños y adolescentes.

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Según un estudio, los españoles dedican al desayuno algo más de 15 minutos, y se suele desayunar de pie. Nos suelen invadir las prisas y los niños tampoco tienen tiempo de desayunar de manera tranquila y no se contempla la idea de desayunar en familia. Cuando llega la hora de la comida y la cena se suele tardar entre 20 y 30 minutos, y se suele hacer en solitario o con pantallas. Por lo que, solo se dejan estos momentos para los fines de semana que se tiene más tiempo.

Los beneficios de cenar en familia según la Universidad de Harvard

La Universidad de Harvard ha publicado un estudio donde tras más de 20 años se han confirmado todos los beneficios que tiene para la salud física y mental de los niños y adolescentes cenar habitualmente en familia.

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Beneficios para la salud mental

Cenar en familia de manera habitual está asociado con una mejora significativa en la salud mental de los niños y adolescentes. Este estudio ha indicado que compartir este momento en familia contribuye a reducir las tasas de depresión y ansiedad, disminuye la portabilidad de abuso de sustancias, trastornos alimenticios y también, aumenta la resiliencia y autoestima.

Mejora en la alimentación y salud física

Los niños que participan en comidas familiares suelen consumir más frutas, verduras y alimentos ricos en nutrientes. También se ha demostrado que reducen la ingesta de comidas rápidas y bebidas azucaradas. Cuando se comparte la cena en familia, se favorece una alimentación más equilibrada, por lo que hay un menor riesgo de obesidad y enfermedades relacionadas.

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Fortalecimiento de la comunicación familiar

La mesa se convierte en el espacio ideal para que se puedan mantener conversaciones entre padres e hijos. Durante la cena, se pueden compartir experiencias sobre cómo ha ido el día, discutir cualquier inquietud y por tanto, fortalecer los lazos afectivos. Conseguir mantener este hábito hace que se mejore la confianza y que se puedan prevenir conflictos en el futuro.

Impacto positivo en el rendimiento académico

La conversación durante las comidas familiares también puede hacer que se enriquezca el vocabulario de los niños, esto es más efectivo incluso que la lectura de cuentos antes de dormir. Además, se ha observado que los adolescentes que cenan regularmente con sus familias consiguen mejores calificaciones y tienen una actitud más positiva hacia la escuela.

Prevención de conductas de riesgo

Diversos estudios sostienen que los adolescentes que participan en cenas familiares de manera habitual son menos propensos a involucrarse en comportamientos de riesgo, como consumir alcohol, drogas o actividades delictivas. Tanto la supervisión como el apoyo parental durante estas comidas hacen que sean factores protectores.

Creación de hábitos alimentarios saludables

Las cenas familiares permiten a los padres inculcar comportamientos alimentarios positivos. En ellas se trata de enseñar a los niños la importancia de una dieta saludable y la moderación al consumir alimentos que no lo son tanto. Cuando se establecen rutinas de alimentación se contribuye a que los niños puedan desarrollar una relación saludable con la comida desde una edad temprana.

Ahorro económico y fomento de habilidades culinarias

Preparar y compartir la cena en casa no solo es más económico que comer fuera, sino que también es la oportunidad ideal de involucrar a los niños en la cocina. Si se les deja participar en la preparación de los alimentos, esto les ayuda a desarrollar habilidades culinarias, apreciar el valor de los ingredientes y fomentar la responsabilidad.

Cómo implementar las cenas familiares

Se recomienda establecer horarios regulares, intentar que la cena sea siempre a la misma hora para crear una rutina. También es muy aconsejable crear un ambiente sin distracciones apagando televisores y retirando los móviles durante la cena.

Para que se convierta en un espacio de conversación es fundamental que se involucre a los niños y que ese tiempo sea invertido en hablar sobre el día, compartir experiencias e inquietudes y conversar sobre temas de interés para fortalecer la comunicación familiar.