{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Cuando en marzo el juez Nicklin dijo que no tenía inmunidad que le evitara ser juzgado en Gran Bretaña, parecía que Juan Carlos I quedaba a un paso de juicio por el presunto acoso a Corinna Zu Sayn-Wittgengstein a través del CNI. Señalaba entonces el juez, que darle inmunidad sería como sorprenderle robando una joyería en pleno centro de Londres y no poder juzgarlo. Parecía definitivo, pero no lo era.
Los abogados del rey emérito en Londres decidieron dar la batalla y acudir a una instancia superior, el Tribunal de Apelación, para que se les reconociera la inmunidad de Juan Carlos I. Para poder recurrir en Gran Bretaña, hay que pedir permiso. Y eso es lo que ha ocurrido este lunes, que han pedido permiso y les ha sido concedido.
Este lunes, al frente del tribunal, otro juez, Nicholas Underhill. Enfrente, con pelucas blancas y en una misma fila de asientos, los respectivos abogados de del emérito y de su antigua amante defendiendo sus argumentos. Y detrás de ellos, sin perder detalle, la propia Corinna Zu Sayn-Wittgengstein, que tampoco este lunes quería dejar de estar en la sesión, aunque el objetivo de sentar a Juan Carlos I en el banquillo se le ha vuelto a resistir.
No. Sólo que puede volver a intentarlo, pero de no haber obtenido ese permiso, todas las puertas se habrían cerrado para él, y el juicio habría sido inevitable.
De esta forma, Juan Carlos I coge un poco de aire y tiene otra oportunidad para frenar la demanda e insistir en que Inglaterra no le puede juzgar por ser miembro de la Familia Real española.
El barrister (abogado que puede intervenir en sala), encargado de la defensa ha insistido en que Juan Carlos I sigue siendo miembro de la Famlia Real, y que Casa Real es un "concepto, no un lugar", así que lo que ocurra a cualquiera de sus miembros también impacta en el rey FelipeVI.
Por ahí va a ir su recurso, según ha anunciado, y esa ha sido la clave para que el magistrado aceptara revisar el fallo que rechazó la inmunidad.
El abogado de Corinna ha vuelto a utilizar los argumentos que le valieron con el juez Nickin, al recordar que los hechos de la demanda son "actos privados"; y que la inmunidad desapareció en 2014, cuando abdicó.
A lo largo de la vista, el juez ha hecho una apreciación que cuestionaba los argumentos de la acusación. Ha sido al oír hablar de actos privados en boca de los abogados que redactaron la demanda en la que se señala que el acoso se hizo a través del exdirector del CNI, Félix Sanz Roldán.
El juez ha planteado que si el acusado de ejecutar el acoso era el jefe de los servicios secretos, no parecía que fueran actos muy privados. El abogado de la acusación ha recordado la relación de amistad entre el exjefe de los espías y el que fuera rey de España.
No, porque el juez Nickin ya dejó claro que, independientemente de la decisión de la Sala de Apelaciones este lunes, él no paralizaría los plazos hasta que no se diera el caso de que se acreditara la inmunidad.
No va a dar grandes pasos, que nadie espere que llame a Corinna a declarar en la sala. Pero sí se pueden seguir recabando pruebas y las dos partes pueden seguir reuniéndose para preparar un calendario para el caso de que la inmunidad quede totalmente descartada.
No estaba obligada, pero este lunes, como en casi todas las sesiones, la demandante ha decidido asistir a la sala. Y aunque nunca ha hablado con los medios, en ningún momento los ha evitado. La empresaria es consciente de que su presencia allí genera interés y trata de dar relevancia a la causa con su asistencia en una demanda clave para ella. De hecho, ni siquiera ha intentado no ser grabada, porque aunque el tribunal permite llegar en coche hasta la mismísima puerta, ella siempre ha escogido el camino largo, con paseíllo, por lo que siempre se la ha podido grabar con tranquilidad.
Se trata de una demanda civil, cuyo montante no ha sido desvelado, en la que Corinna asegura que fue acosada por Juan Carlos I, a través del CNI, después de romper su relación con el rey emérito.
El acoso, según el relato de ella, duró hasta 2019. Según la versión de la empresaria, el exdirector del CNI la visitó en su piso de Londres, le dijo que "no podía garantizar su seguridad ni la de sus hijos", si no se mantenía en silencio.
No sólo eso, asegura que tras una visita de Sanz Roldán, encontró un ejemplar de un libro sobre Ladi Di, la princesa de Gales víctima mortal de un accidente de tráfico sobre el que siempre se sospechó.