¿Por qué hay personas que siempre llegan tarde, según la ciencia?

El reloj, el principal enemigo de muchas personas
El reloj, el principal enemigo de muchas personas. Freepik
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Existe la percepción generalizada de que aquellos que siempre llegan tarde son personas que muestran una falta de educación o cortesía, y generalmente se tiende a pensar que valora su tiempo más que el de los demás, de ahí que nos dejen esperando como fruto de su impuntualidad. Sin embargo, esto no siempre es así y la ciencia durante décadas ha tratado de analizar cuáles son los factores que influyen en la puntualidad de las personas, demostrando que hay ciertos tipos de personalidades que tienden a ser menos puntuales que otras.

El optimismo, enemigo de la puntualidad

Diferentes estudios han demostrado que llegar tarde es un problema que podría tener su origen en la estructura mental humana. Esto tiene que ver con el concepto conocido como la “falacia de la planificación”, introducido por Daniel Kahneman y su colega Amos Tversky en 1979. Este hace referencia a la capacidad de las personas para tener “tendencia a subestimar la cantidad de tiempo necesario para completar una tarea futura, debido en parte a la confianza en escenarios de rendimiento demasiado optimistas”.

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Este concepto ha derivado en lo que los psicólogos consideran una mentalidad de “sesgo optimista”. El optimismo es positivo en muchos ámbitos, influyendo en el bienestar mental, pero en este caso caer en el ciclo constante del sesgo optimista puede causar problemas a nivel de puntualidad. Básicamente, cuando estimamos cuánto tiempo nos va a llevar hacer algo, como por ejemplo el trayecto para acudir al trabajo o a una cita, tendemos a hacer un cálculo propio que tiende al optimismo, pensando que nos llevará menos tiempo. Si el cálculo lo hiciera un observador externo, se tiende al pesimismo.

Por tanto, cuando se acuerda una hora a la que quedar, entran en conflicto las expectativas horarias de ambas partes. Según el tipo de personalidad y cómo gestione el optimismo sobre el tiempo que va a llevar llegar al lugar y hora acordada, algunas personas cumplen sus expectativas internas mejor que las externas. Como llegar a un lugar determinado a una hora determinada está impulsado por las expectativas externas, dependerá del tipo de persona que las cumplan en mayor o menor medida.

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El tipo de personas que dan más importancia a las expectativas externas suelen ser las más puntuales, ya que están teniendo en cuenta que deben dar respuesta a las necesidades que otros han fijado. En cambio, quienes priorizan las expectativas internas son impuntuales porque priorizan sus propias necesidades, lo que hace que puedan realizar cálculos subestimados del tiempo necesario para llegar con puntualidad, distrayéndose con otras tareas al pensar incluso que les va a sobrar tiempo. No se trata de un comportamiento relacionado directamente con la mala educación (por muy mal que siente esperar a los tardones), sino que a menudo se esfuerzan por llegar a tiempo, aunque no siempre funcione.

Igualmente, otro estudio publicado en la revista Memory & Cognition sugirió otras influencias como por ejemplo la experiencia previa. El mecanismo por el que estimamos el tiempo necesario para realizar una acción o desplazamiento tiene en cuenta también cuánto creemos que nos han llevado las tareas similares o equivalentes en el pasado, pero nuestros recuerdos y percepciones no siempre son precisos. Estos recuerdos sesgados causan su propio error de cálculo en la predicción. Este estudio puso de manifiesto conclusiones interesantes como que la tendencia a subestimar la duración futura desaparece cuando la tarea es novedosa, que existe un sesgo similar en la estimación de las duraciones pasadas y futuras y que las variables que afectan la memoria de la duración, como el nivel de experiencia con la tarea y la duración del retraso antes de la estimación, afectan la predicción de la duración de la misma manera.

El hipocampo en tu cerebro influye en llegar tarde

El hipocampo es la región del cerebro que procesa algunos aspectos del tiempo, como recordar cuándo hacer algo y cuánto tiempo lleva. Como podrás entender, estos resultan clave para calcular cuánto nos puede llevar hacer una acción o desplazamiento. Por tanto, independientemente de ciertos condicionantes sociales, hay personas naturalmente tardonas según sea el estado de sus “células del tiempo” del hipocampo.

Un estudio publicado en la revista Nature Reviews de neurociencia ahondó más en esto y cómo influye en la puntualidad. Nuestras neuronas del hipocampo establecen una codificación temporal que no siempre se ve afectada posteriormente por otros factores externos y sociales como los elementos de la experiencia en recuerdos coherentes. “Es probable que exista un mecanismo en el cerebro que provoca que algunas personas lleguen tarde a las reuniones porque subestiman el tiempo que les llevará llegar”, comentó el profesor Hugo Spiers , uno de los responsables del estudio.