La gestión de los conflictos de pareja en verano, según un experto: "Estos meses son muy propicios a las separaciones"
El calor, los cambios de rutina y pasar más tiempo con la pareja hace que los meses de verano sean propensos para las crisis sentimentales
Sonia Encinas, sexóloga: "Que una pareja no tenga relaciones no significa que esté en crisis"
Las olas de calor tienen importantes consecuencias para el cuerpo humano, sobre todo en los niños, en las personas mayores y en los pacientes crónicos, pudiendo resultar un "peligro real" incluso para ciudadanos que no cuenten con antecedentes de riesgo. Sin embargo, las altas temperaturas no sólo afectan en el ámbito físico, también hacen mella en las relaciones personales.
A la hora de disfrutar de las merecidas vacaciones, inevitablemente pasamos un mayor tiempo rodeados de la familia, la pareja y los amigos. Y el hecho de estar más horas de lo habitual con quienes queremos hace que el verano sea un periodo favorable para las crisis sentimentales, tal y como señala Julio García Gómez, docente y experto en comunicación.
Cómo gestionar las crisis de pareja en verano
"Estos meses son muy propicios a las separaciones", apunta el analista de expresión, lenguaje verbal y gestual. Por ello, frases algo más sutiles como "en algunas cosas que dices, no estoy de acuerdo", "seguro que cada uno de los dos tiene su parte de razón" o "vamos a compartir la culpa entre los dos" ayudan a no crispar los ánimos y a mantener una relación más fluida.
El hecho de idealizar el viaje y los planes que tenemos para vacaciones, e incluso crear expectativas demasiado altas, pueden llevarnos a un efecto totalmente contrario e indeseado, originando decepción y frustración. Y ya sabemos con quién lo pagamos en caso de enfado.
De este modo, con las elevadas temperaturas, utilizar un mensaje corto y directo hará que no 'sofoquemos' al interlocutor. "La serenidad y el empleo de un lenguaje preciso siempre refresca la conversación", aconseja García Gómez.
El calor, los gastos económicos y los cambios de rutina afectan al estado de ánimo, provocando que las parejas no tengan tanta paciencia como en las otras estaciones del año y estén más propensas a discutir. Es aquí cuando salen a relucir los típicos reproches como "siempre quieres llevar la razón" o "la culpa de todo es tuya".
Además, en caso de que hubiesen celos, desconfianzas e inseguridades previas por parte de algún miembro de la pareja, durante el verano pueden avivarse los denominados fantasmas del pasado.
Resulta fundamental que se dedique tiempo a escuchar y entender qué es lo que piensa y siente la otra persona puesto que a veces nos centramos en nuestra idea, sin tener en cuenta lo que considera nuestra pareja sobre ello.
Por último, destacar que también es clave que cada uno disponga de un momento en el que pueda disfrutar de sus aficiones y gustos y descansar. De esta forma, la 'llama' puede llegar al inicio del otoño con cierta vida y sin apagarse irremediablemente del todo.