La paradoja de las relaciones a distancia: "Es como tener sed y beber agua con sal de forma constante"
Las relaciones a distancia, en auge por las tecnologías, tienen efectos "paradójicos", tal y como defienden los expertos
La psicóloga Anna Sibel explica por qué somos diferentes por chat y en persona: "Los introvertidos son más extrovertidos por chat"
"¿Es normal que mi cerebro se vuelva loco si mi pareja vive en otra ciudad?", con esta reflexión inicial, la psicóloga clínica y forense Anna Sibel explica el panorama de las relaciones de pareja a distancia. Surgidas a raíz de las tecnologías y de la interconexión a nivel global, la experta ilustra que esto "es algo para lo que nuestro cerebro no estaba preparado", y es un escenario en el que se producen "situaciones paradójicas".
La ciencia ha descubierto recientemente que hay una estrecha relación entre la esperanza de vida y las relaciones interpersonales. Fue en 2023 cuando la Universidad de Harvard dio con la clave. Sibel explica que "la soledad y el aislamiento social se relacionan con problemas de salud, depresión y más riesgo de muerte temprana". Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el amor? ¿Y con las relaciones de pareja a distancia?
Los efectos del amor en el cerebro: "funciona como una droga"
La experta pone encima de la mesa el funcionamiento de nuestro cerebro cuando estamos enamorados: "se activan las mismas áreas que cuando se consume cocaína o cualquier otra droga. Literalmente, el amor tiene el efecto de estar drogados para nuestro cerebro".
"En las relaciones presenciales, el cerebro segrega dopamina --neurotransmisor del placer-- de manera predecible", explica Sibel. También, la oxitocina, desempeña un papel protagonista: "esta se libera en momentos placenteros de la vida, especialmente en el contacto físico". Ahora bien, no es lo mismo tener una relación de pareja cuando todas las partes están en un mismo sitio, que no si están a distancia. Aquí es donde se dan paso a las situaciones paradójicas que la experta explica con la metáfora de "tener sed y beber agua de mar".
La paradoja de las relaciones a distancia en el funcionamiento cerebral
"Cuando estamos a distancia, los niveles de oxitocina están en una montaña rusa constante. Para empezar, el contacto físico es una de las formas más naturales de expresar afecto y apoyo. Pero en la distancia esto no ocurre y a la larga puede desencadenar en un vacío emocional", explica.
Ahora bien, la paradoja se da de la siguiente forma, de acuerdo con Sibel: "Tenemos conexión emocional intensa, pero aislamiento físico crónico. Es como tener sed y beber agua salada: puede parecer que nos calma la sed, pero no resuelve el problema fundamental". Además, la experta relaciona este fenómeno con el propio modo de interactuar con nuestra pareja en esta tesitura:
"Uno de los ejemplos más claros lo podemos ver en las videollamadas. Cierto es que no son lo mismo que un abrazo, pero el cerebro libera algo de oxitocina. Pero, a su vez, el cerebro acaba interpretando cada videollamada como una 'mini-amenaza' de supervivencia. Cada vez que tu pareja te dice 'lo siento, me tengo que ir', el cerebro primitivo grita '¡Esto es el fin! ¡Estamos abandonados!'".
Concluye con el hecho de que "el cerebro desarrolla una forma de ansiedad por separación similar a la de un niño pequeño". Sin embargo, Sibel también explica la parte buena de todo esto: "nos acostumbramos a la situación y nos volvemos expertos en leer expresiones a través de textos, cambios en el tono de voz o micro expresiones en las videollamadas. También desarrollamos una resistencia extraña a la incertidumbre que muchas otras personas no tienen y buscamos rápidamente nuevas formas de conectar emocionalmente", concluye.