Comienza la cuenta atrás para unas trascendentales elecciones intermedias estadounidenses

  • Será la manera de constatar si la historia se repite, al poner en aprietos al partido que anteriormente ha ganado las elecciones presidenciales, lo cual ocurre de forma recurrente

Falta menos de un año para que los estadounidenses acudan a votar de nuevo en unas elecciones decisivas: los comicios intermedios o midterm. Será el momento de renovar un tercio del Senado, la totalidad de la Cámara de Representantes, elegir nuevos gobernadores y la configuración de los parlamentos locales. Pero sobre todo será la manera de constatar si la historia se repite al poner en aprietos al partido que anteriormente ha ganado las elecciones presidenciales, lo cual ocurre de forma recurrente.

En esta ocasión todos los indicios hacen presagiar que los demócratas serán vapuleados. El bajo índice de aprobación de Biden, la alta inflación que podría ser más duradera de lo esperado, la poca ventaja que tienen sobre los republicanos en la Cámara de Representantes, la epidemia de Covid que se alarga y los buenos resultados obtenidos por los conservadores en las recientes elecciones estatales de Virginia, Ohio y New Jersey, así lo indican.

Los demócratas se la juegan

Por si esto fuera poco, las intermedias son unas elecciones determinantes porque sus resultados suelen ser la antesala de lo que ocurre en los siguientes comicios presidenciales, que en este caso tendrán lugar en 2024. Y si bien aún queda tiempo para ello y puede pasar cualquier cosa, lo que ocurra en 2022 será determinante para la política nacional porque aparte de puestos estatales, estarán en juego competencias de cargos federales.

De momento, los últimos acontecimientos están siendo demoledores para la administración Biden, que ha visto cómo su partido perdía hace poco más de un mes las elecciones a gobernador en Virginia, un estado donde el actual presidente ganó de forma holgada hace un año. Pero además, su gobierno se enfrenta a una motivada masa de votantes republicana que ha hecho de la educación y el aborto una bandera reivindicativa y que se encuentra en las antípodas de las premisas que representa el Partido Demócrata.

Cambios a la vista

A todo esto hay que sumar los abandonos y las jubilaciones de políticos de ambas tendencias, que sostienen un delicado equilibrio que no solo permite gobernar a los demócratas en varios estados, sino ostentar en estos momentos una débil mayoría en la Cámara de Representantes (222 escaños progresistas por 213 conservadores) y un empate técnico en el Senado, que siempre puede romper el voto de la vicepresidenta a favor de los demócratas.

Así, de aquí a noviembre de 2022, serán 11 los congresistas demócratas que dejen sus cargos públicos por solo 4 de parte conservadora. A los que hay que sumar los 19 que se jubilan o postulan para otros cargos, por parte progresista, pero que dejan su escaño en la Cámara de Representantes, por solo 11 del Partido Republicano. Unas cifras que aunque no son indicadoras de futuros resultados electorales, sí lo son en cuanto a número de asientos, lo cual se dejará notar en las votaciones de la Cámara Baja.

Partido Republicano

La situación es muy diferente para los conservadores. De los 11 que dejan su puesto en la Cámara de Representantes, cuatro se postulan al Senado y otros tres buscan diferentes puestos dentro del partido, como es el caso de Lee Zeldin, que quiere optar a ser gobernador de Nueva York. Y están más motivados para dar guerra que sus contrincantes porque saben que tienen opciones claras de conseguir sus objetivos, lo que hace que tengan menos porcentaje de abandono de sus cargos.

Su base electoral también está más comprometida. A los que votaron por Trump en las últimas elecciones se suman aquellos que están descontentos con las políticas llevadas a cabo por Biden y que acudirán a los comicios intermedios, movidos por el ánimo del cambio. Desde los grupos antivacunas, espoleados por los mandatos oficiales, a los que ven que con su sueldo no compensan el aumento de costes provocado por la inflación, son muchos los que se volcarán para cambiar las políticas actuales.

Lecciones recientes

Sin embargo, ambos partidos tienen tiempo para sacar conclusiones de lo ocurrido en las elecciones que ya han tenido lugar, a nivel estatal, en los últimos meses. Virginia ha desvelado que la educación es un punto focal de la ciudadanía, y si bien los demócratas han canalizado ese discurso durante un tiempo, ahora son los republicanos quienes lo reclaman. Quizá la búsqueda del centro en algunos temas, en lugar de la polarización, pueda ser rentable para ambos partidos, lo que aliviaría la ocupación creada anteriormente por Trump.

También la evolución en el voto que están teniendo las zonas suburbanas (los centros de población cercanos a las grandes ciudades) tendrá que ser objeto de estudio, ya que no se comportan de una manera tan uniforme como antes, al ser ocupadas por sociedades más multirraciales y menos estancas, como se vio en los comicios de New Jersey. En general, ambos partidos tienen la oportunidad de explorar la situación de un país que se encuentra un poco más tranquilo, sin la presencia de Trump, y ofrecer soluciones a los problemas actuales con el objetivo de acercar a ambos lados de la ciudadanía, en lugar de dividirla. Algo que aparte de una posible solución para finales de 2022, puede ser el deseo navideño de los últimos días de 2021.