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“Cabalgar” una ola encima de una tabla es una sensación que atrapa a miles de aficionados del surf. Un deporte que está ganando cada vez más adeptos en plena pandemia por sus especiales características. “Al margen de las prohibiciones, la gente prefiere hacer actividades al aire libre y las actividades acuáticas no tienen rival. La distancia de seguridad se consigue de forma automática. Es individual, pero se puede hacer con amigos, sin estar compartiendo el mismo espacio”, señala Rafael Cerveró, director escuela de surf Ocean Republik de Valencia.
Basta con acudir a playas como La Malvarrosa, donde este lunes, festivo en Valencia, se puede ver a decenas de personas practicando surf, además de otros deportes acuáticos como paddle surf o vela. “Las inscripciones para hacer cursos no han dejado de crecer, por ejemplo, en el caso de los niños hemos tenido que doblar los grupos”, asegura Cerveró.
Estos nuevos aficionados crecen entre el público local, aunque, por otro lado, ha descendido el número de inscritos a estas actividades de personas procedentes de otras comunidades autónomas debido al cierre perimetral de las autonomías y las limitaciones de movilidad.
Para los aficionados al surf que viven en un lugar con playa, practicar su deporte es sencillo a estas alturas de la pandemia, aunque no siempre ha sido así. Durante el estado de alarma, las restricciones prohibieron por completo el surf, unas medidas que fueron relajándose poco a poco, permitiendo primero solo a los profesionales y deportistas federados echarse al agua.
Ya entonces comenzaron a multiplicarse la solicitud de licencias federativas para poder sortear las limitaciones y hacer cientos de kilómetros para surfear, además de para tener la excusa perfecta para moverse con cierta libertad. “Las solicitudes de licencias crecieron mucho, pero en realidad no era tan sencillo poder moverse porque en ocasiones no bastaba con estar federado y se exigía que se hubiera programado un entrenamiento oficial para poder acudir sin incumplir las normas de movilidad”, explica Rafael Cerveró.
La realidad es que en algunas provincias como en Alicante se han multiplicado por tres a lo largo de 2020 las licencias federativas con respecto a 2019, pasando de 195 a 559, según la Federación Española de Surf.
Alicante es la provincia española que más ha visto crecer el número de federados, pero el aumento es generalizado en toda España.
Una tendencia que vuelve a reactivarse en los últimos meses. Con el estallido de la tercera ola de la pandemia, se han impuesto de nuevo en todo el país los cierres perimetrales y estas licencias ofrecen otra vez la posibilidad de salir de una comunidad autónoma del interior para desplazarse a la costa.
Al igual que los deportes náuticos, otras actividades al aire libre como el montañismo también están alcanzando récords de federados. En provincias como Guipúzcoa se han superado todos los registros y en la Comunitat Valenciana la Federación de Montañismo ha sumado 804 nuevas licencias en 2020.
Los motivos para estos incrementos se repiten. La seguridad de hacer un deporte en espacios abiertos respecto al riesgo de contagio, además de una brindar una excusa para cambiar de provincia o autonomía.