Cuando la inflamación abdominal deja de ser algo puntual: "Nos está dando pequeños avisos"

Sara Andrade 28 ABR 2025 - 05:30h.

La inflamación se han convertido en uno de los problemas más comunes con los que se encuentran los nutricionistas actualmente, pero ¿qué es y por qué ocurre? A diferencia de lo que podríamos pensar, la inflamación es un pilar fundamental para nuestro sistema inmunitario: forma parte de la recuperación cuando tenemos un virus o una herida. Es decir, que la podemos entender como una respuesta natural de nuestro cuerpo para recuperarse. El problema, sin embargo, viene cuando esta respuesta inflamatoria se mantiene de forma silenciosa y constante.

"La inflamación crónica de bajo grado no se ve, pero está ahí, alterando funciones, desgastando tejidos y favoreciendo el desarrollo de muchas enfermedades: cardiovasculares, autoinmunes, metabólicas o incluso neurodegenerativas. No da síntomas intensos, pero sí pequeños avisos como fatiga, digestiones pesadas, niebla mental o malestar persistente. Por eso es tan importante prevenirla", señala la nutricionista y dietista, Cristina Capella, autora del libro 'Vivir sin inflamación' (VR EUROPA).

El cuerpo nos habla, y como dice esta experta, tenemos que estar alerta antes algunos signos como cansancio constante, digestiones pesadas con síntomas como dolor abdominal, estreñimiento o diarrea, dolores articulares frecuentes, infecciones recurrentes, dificultad para concentrarse, alteraciones del estado de ánimo, estrés crónico o tener obesidad puede relacionarse con estados inflamatorios constantes en nuestro organismo. "Es una inflamación que no avisa con dolor agudo, pero sí con señales sutiles que muchas veces ignoramos por costumbre o por normalización. El cuerpo habla, y cuando aprendemos a escucharlo, podemos empezar a cuidarlo de verdad", explica a Informativos Telecinco Cristina Capella.

La hinchazón suele ser una molestia digestiva puntual y muchas veces está relacionada con lo que comemos

Inflamación o hinchazón: no es lo mismo

Uno de los errores más comunes al tratar la inflamación es confundirla con la hinchazón. Como advierte, son dos cosas distintas. "No es lo mismo tener gases o distensión abdominal que padecer inflamación crónica de bajo grado. La hinchazón suele ser una molestia digestiva puntual y muchas veces está relacionada con lo que comemos, con el estrés o con intolerancias alimentarias. Es incómoda, sí, pero no necesariamente indica un proceso inflamatorio sistémico".

En cambio, la inflamación crónica de bajo grado es una respuesta del sistema inmunológico que se mantiene en el tiempo, de forma silenciosa, y puede afectar a múltiples órganos y sistemas sin que seamos conscientes de ello. De ahí que tengamos que tener muy en cuenta cómo nos alimentamos. La mejor alimentación antiinflamatoria, como señala, no se basa en restricciones, sino en volver a lo natural, a lo fresco y a lo que nuestro cuerpo agradece. Apostar por frutas y verduras de temporada, legumbres, cereales integrales, pescado azul, frutos secos, semillas, aceite de oliva… Y sumar especias como la cúrcuma o el jengibre, que tienen propiedades antiinflamatorias muy potentes.

"También es fundamental cuidar la microbiota intestinal, ese conjunto de microorganismos que viven en nuestro intestino y que influyen directamente en la inflamación, el sistema inmunitario, el estado de ánimo y mucho más. Para ello, lo ideal es incorporar alimentos ricos en fibra prebiótica, como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, que actúan como el alimento de nuestras bacterias buenas".

Y, toma nota, también aquellos alimentos probióticos naturales, que aportan directamente microorganismos beneficiosos. Los más accesibles son el kéfir y el yogur natural sin azúcar, pero también podemos atrevernos con opciones tradicionales de otras culturas, como el kimchi (col fermentada coreana) o el miso (pasta de soja fermentada japonesa), que además de ser muy nutritivos, aportan variedad y sabor a nuestros platos.

Un plan contra la inflamación de cuatro semanas

En su libro 'Vivir sin inflamación' ha añadido un plan antiinflamatorio para cuatro semanas. Se trata de un plan práctico, estructurado en 4 semanas para reconectar con tu cuerpo y reducir la inflamación desde varios frentes: alimentación, descanso, movimiento, gestión del estrés y vitamina D.

"El propósito no es solo reducir síntomas, sino crear una base de bienestar que puedas sostener en el tiempo, adaptándola a tu estilo de vida. Es un reset suave, pero potente", subraya. Eso sí, lo más importante es que tendrás que reducir el consumo aquellos alimentos que aumentan la inflamación, como ultraprocesados, harinas y azúcares refinados, y también malos hábitos como beber alcohol, fumar, dormir poco o el sedentarismo.

En esta rutina de cuatro semanas se incluyen los chupitos antiinflamatorios. ¿Qué son? Así lo explica ella misma: "Es una pequeña rutina que puede ayudarte a empezar el día con un gesto de cuidado. Combina ingredientes naturales con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias: agua templada, que hidrata y despierta suavemente el sistema digestivo; jengibre fresco rallado y cúrcuma, que ayudan a modular la inflamación; limón, por su aporte de vitamina C; y una pizca de pimienta negra, que potencia la absorción de la cúrcuma. Algunas personas también le añaden unas gotas de aceite de oliva, que suma aún más beneficios antiinflamatorios".

Este chupito se incorpora una vez ya hemos trabajado pilares más profundos como la alimentación, la relajación y el descanso o el ejercicio físico. "No es un remedio milagroso, pero sí puede convertirse en un pequeño gesto que, dentro de un estilo de vida equilibrado, puede aportar beneficios y recordarte que estás priorizando tu salud". El plan no es una dieta, sino algo más flexible que puedes incorporar cuando necesites.

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