Miriam, víctima de sumisión química: "Tenía un pinchazo en la pierna y me desplomé"

Miriam enseña el muslo. Ahí se ve la marca del pinchazo que le provocó caer desplomada. Es una de las víctimas de sumisión química (en Vitoria ha habido tres casos en la misma discoteca en una semana), una práctica de la que se van conociendo más casos. "Vi todo borroso y me quedé inconsciente, no me hicieron pruebas pero sí me dijeron que había sido víctima de sumisión química". Ya son 17 las denuncias en discotecas en Cataluña. Conviene estar alerta aunque no se ha confirmado ninguna agresión sexual ni violación, ni robo, vinculada a estos pinchazos.

Eso sí, el Instituto Nacional de Toxicología indica que una de cada tres violaciones es llevada a cabo bajo sumisión química y, durante los últimos cinco años, el 33% de las víctimas de agresión sexual dieron positivo en drogas, alcohol, ansiolíticos o fármacos sedantes. Estas cifras y el aumento de denuncias durante los últimos meses han hecho saltar las alarmas por este nuevo método de sumisión química mediante un pinchazo.

Entre 2018 y 2021 aumentaron en un 35% las peticiones de investigación en agresiones sexuales al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), pasando de 734 análisis a 994. Los datos indican también que en 2019 se realizaron 948 análisis, mientras que la cifra descendió en 2020 a 698 debido al confinamiento. Para evitar los resultados no concluyentes, tanto Justicia como el Instituto instan a la víctima a acudir al hospital lo más pronto posible ante la sospecha de una sumisión química.

Y para facilitar y acelerar la labor de los investigadores, Justicia ha anunciado el desarrollo de un kit de muestras para análisis toxicológicos en casos de sumisión química, así como una inversión de 4 millones de euros en 2022 para la adquisición de nuevos equipos analíticos.

Una forma emergente de violencia

La Guía de buenas prácticas para la actuación forense ante la víctima de un delito facilitado por sustancias psicoactivas: intervención ante la sospecha de sumisión química sostiene que la sumisión química es una forma emergente de violencia, un problema de salud pública. Es un fenómeno que desde el ámbito sanitario debe recibir cada vez más atención pues son los y las profesionales que atienden los servicios de urgencias quienes se encuentran en una situación privilegiada para su detección (BBPP en el Sistema Nacional de Salud, 2017).

LA misma guía detalla el método de actuación. Ante una sospecha de sumisión química, cuando la víctima refiere un consumo voluntario de sustancias psicoactivas o haber sido «drogada» y hay presencia de al menos uno de los síntomas asociados a la sumisión química, resulta imprescindible, además de la actuación sanitaria, la intervención de la medicina forense con el fin de reconocer a la víctima y de recoger aquellos indicios que conduzcan a la comprobación de los hechos. Se aconseja que la respuesta tanto clínica como forense ante su sospecha sea protocolizada y multidisciplinar. se tratan de sustancias "de acción rápida y corta duración, activas a dosis bajas, fáciles de obtener y de administrar, que produzcan los efectos buscados: amnesia, sedación, alucinaciones y desinhibición".

Miembros del entorno cercano tras el 80% de las sumisiones

Eso sí, hay que tener en cuenta que son miembros del entorno cercanos a la víctima están implicados en el 80% de las sumisiones químicas que se registran en España, una práctica en aumento, que está detrás del 33 % de las agresiones sexuales de los últimos 5 años y que no siempre sale a la luz, ya que un resultado analítico negativo no descarta que se haya producido.

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