Barrios ricos y pobres no sufren igual las olas de calor: "El diseño de la ciudad y su impacto en las personas es muy elevado"
El arbolado, la superficie, los materiales de los inmuebles y su aislamiento marcan diferencias claras ante fenómenos meteorológicos extremos
Más allá de la deshidratación o los golpes de calor: un experto advierte de los efectos desconocidos de las altas temperaturas
La diferencia entre los barrios más ricos y los más pobres también se aprecia y se deja sentir en las olas de calor, como la última que hemos sufrido y que por fin parece haber quedado atrás. Factores como el arbolado, el diseño de las viviendas, el aislamiento de las ventanas o las superficies influyen también decisivamente a la hora de lidiar contra fenómenos meteorológicos extremos, como recalcan distintos expertos.
Dando cuenta de ello, un grupo activista vecinal ha querido medirlo con cámaras térmicas que constatan cómo de un lugar a otro, y sin muchas calles de distancia, las diferencias pueden ser fácilmente constatables, como informa en el vídeo Lucía Sánchez.
La vegetación, aliada frente al calor
“La idea era encontrar calles muy similares, que estuviesen muy cerquita, pero que tuviesen el mismo ancho, misma orientación”, cuenta Manuel Mercadal, activista de ‘Vallekas sostenible’, ante nuestras cámaras.
Así, a las dos de la tarde y en plena ola de calor, en algunos puntos del barrio madrileño de Vallecas los termómetros registran 41 grados, mientras apenas a pocos metros de distancia se registran 36. Un tramo de calle no tiene árboles y la otra está bajo la sombra, lo que arroja una diferencia clara.
Por eso, entre otras cosas, en barrios como estos se reclama más vegetación. “Tener árboles en tu calle o no tenerlos tiene unos efectos inmediatos sobre tu salud y cómo te vas a despertar mañana”, incide Mercadal.
Las diferencias de temperaturas, tanto fuera como dentro de casa
Los meteorólogos lo corroboran. “El diseño de la ciudad y su impacto en las personas que habitan en ella es muy elevada. El asfalto, las superficies de cristal, la falta de arbolado”… explica José Luis Camacho, experto de la AEMET.
Dentro de casa, la situación también se agrava: “Tomando fotos desde el interior vemos paredes y ventanas a 35, 44 grados… Todo ese calor se está irradiando durante todo el día”, señala María Prado, experta de Greenpeace, poniendo el ejemplo de un inmueble que acusa el mal aislamiento térmico.
En esta situación, los vecinos denuncian que afecta a su salud física y mental. En verano, uno de cada tres no puede refrescar su vivienda: sufrimos la entrada del calor por el mal aislamiento que tienen las ventanas.
“Eso coge mucha temperatura, la transmite al interior de la vivienda…”, explican.
Por todo ello, Greenpeace exige que se invierta más para hacer frente a estos fenómenos meteorológicos extremos.