Vanesa, Francisco y Jesús, la exitosa lucha contra la soledad no deseada de tres personas con discapacidad
La soledad no deseada es uno de los principales problemas de personas con dependencia que pierden a quienes les rodean
La propuesta contra la soledad no deseada en Gironella, Barcelona: mayores comparten tiempo de calidad y alimentos de proximidad
La soledad no deseada es un problema social que afecta cada vez a más personas en España y Europa. Supone uno de los problemas más duros de afrontar para aquellas personas que lo sufren y representa una fuente de sufrimiento que limita el derecho de participación en la sociedad con consecuencias negativas en múltiples aspectos de la vida, generando costes sociales.
Especialmente sensible es esta circunstancia para aquellas personas con discapacidad que en un momento de su vida pierden a sus parejas, padres o hijos quedándose solas y aisladas, algo que suele ocurrir a un 50 por ciento de quienes están en esta situación.
Vanesa, Francisco y Jesús, tres historias de superación
Vanesa González y su hermana, amabas con discapacidad intelectual entre el 67 y el 75 %, perdieron a su madre un mes antes de que comenzara la pandemia de covid. Ella era su principal apoyo y no pueden evitar las lágrimas al ver su fotografía y acordarse de ella.
A pesar del tiempo pasado y las vicisitudes vividas, Vanesa y su hermana ya no se sienten solas. Personal de la Fundación Tutelar Envera les acompaña en una labor que destaca Marta Muñoz, que recuerda que ellos están aquí "siempre presentes en el día a día de la persona. Las 24 horas del día, los 365 días del año"
Francisco Nafría perdió totalmente la vista hace tres años. Antes de llegar ese momento pintaba, pero ahora lamenta que "se me ha borrado hasta mi cara, no sé ni qué cara tengo, no sé cómo soy". Para él, lo peor que le puede pasar a una persona" es quedarse ciego. Cristina Barreto, directora de la Oficina de Asuntos Europeos de la ONCE. A través del Programa ONCERCA desarrollan una gran labor social con el objetivo de que "ningún ciego en España esté nunca solo".
Jesús Fernández Mena, con discapacidad auditiva, se enfrenta a la soledad convencido de que "el silencio no está en mis oídos, está en los demás cuando no quieren escuchar con los ojos".
La suya es una discapacidad que favorece el aislamiento y soledad, sentimiento que ya no experimenta, aunque le acompañó toda su vida. Junto a sus compañeros con los que se comunica a través del lenguaje de signos, Jesús reconoce que "la soledad ha desaparecido, por eso estoy tan contento".
Sus consejos son válidos para todos: "Trabajo y sentirse integrado, fundamental para salir del pozo. Yo nací sordo y la verdad que he sentido mucha soledad". Su lucha contra el aislamiento la prolonga hasta en el teatro donde forma parte del elenco que representa la obra 'La soledad no existe', un título que da significado a su vida