El crimen de Javier Ardines fue por los celos del presunto inductor, según la Guardia Civil en el juicio

El jefe de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Gijón ha descrito a P.N.A., acusado de ser el inductor del asesinato del concejal de IU de Llanes Javier Ardines, como un hombre "controlador" y ha asegurado que los celos por su obsesión por las relaciones sexuales que este mantenía con su esposa fueron la motivación de un crimen "planificado".

En la tercera sesión del juicio con jurado que se desarrolla en la Audiencia Provincial de Oviedo, el responsable de la investigación ha rebatido la versión que el propio P. N.A. había sostenido cuando declaró en un tono tranquilo que no era controlador e incluso había pensado en divorciarse de su esposa tras descubrir la infidelidad, y de esta manera se desvinculó de cualquier trama para matar al edil.

P. N.A., acusado de ser el presunto inductor por celos del asesinato de Javier Ardines, concejal de IU de Llanes, ha negado haber planificado y pagado por su muerte a los dos acusados de la autoría material del crimen, a los que ha dicho no conocer "de nada".

El agente ha detallado los mensajes de WhatsApp y de redes sociales que P. N.A. escribió tras descubrir que su esposa le engañaba y las llamadas que realizó posteriormente a la mujer y a la hija del edil asesinado, en las que, tras enviarles una grabación que hizo a escondidas en un restaurante con la que confirmó sus sospechas, se mostraba "abatido y como víctima".

En la sala se han reproducido parte de las llamadas en las que P.N.A. explicaba que creía que podía superar la infidelidad, pero después admitía que no podía más y reconocía que se sentía roto cada vez que oía "con cascos y en silencio" la grabación realizada a Ardines y a su esposa.

Las conversaciones entre el edil asesinado y la mujer del acusado

La grabación consta de tres partes diferentes: una primera en la que la esposa de P. N.A. le cuenta a Ardines que su marido no le dejaba desplazarse antes a Belmonte de Pría, donde residía el edil, para ir a votar; una segunda en la que le explica que oficialmente el viaje era "ir a calentar la casa" y a continuación ella, entre risas, le dice "si supiera cómo la caliento", y una tercera, ya intrascendente, cuando el presunto inductor regresa con ellos a la mesa tras ausentarse momentáneamente al baño.

En el audio también se escucha cómo Ardines y la mujer de P. N.A. reconocen que llevaban años "librando" pero que tendrán que tener cuidado para no ser descubiertos, aunque creen que no levantan sospechas por la relación de amistad que mantienen los dos matrimonios.

El agente ha explicado que la celopatía de P. N.A. está relacionada con su búsqueda de información en internet de métodos de vigilancia y control y sobre establecimientos de venta de cámaras y dispositivos de seguimiento.

25 años de cárcel para cada uno de los acusados

El responsable de la investigación ha dado el crimen por resuelto y ha dicho sin género de dudas que los cuatro acusados -P. N.A. como presunto inductor, D. B. y M. K. como supuestos sicarios, y Jesús M., señalado como intermediario- son los autores del asesinato por el que afrontan una pena individual de 25 años de cárcel.

En su declaración, ha señalado que tras descartar las vías política, laboral, familiar y vecinal como móvil del crimen, siguieron la pista sentimental donde hallaron que la víctima tenía dos relaciones extraconyugales: una con la esposa de P. N.A. y otra con una joven con la que tuvo relaciones sexuales la víspera del crimen.

Ardnies y la mujer del presunto instigador se veían desde los 18 años

Al interrogar a K.B., esposa de P. N.A. y prima segunda de la mujer de Ardines, ella reconoció que tuvo "un tonteo" con el concejal a los 17 años y que a partir de los 18 años mantuvieron relaciones sexuales que se llevaban a cabo cuando aprovechaban fines de semana o vacaciones, siendo la última vez en septiembre de 2017.

Los agentes encontraron restos biológicos de ADN de la otra joven con la que han relacionado a la víctima en el vehículo de Ardines, en sus uñas y en la valla de obra con la que le prepararon una emboscada.

En los interrogatorios, la joven reconoció que la víspera del crimen por la tarde habían mantenido relaciones sexuales, por lo que los agentes consideran que el hallazgo de su ADN se debió a "transferencia" de perfil genético realizada por el propio Ardines, y no porque ella hubiera estado en el lugar del crimen.