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La escena transcurre al amanecer del pasado 22 de octubre a pocos metros del Estrecho. A tan pocos que el restaurante que registran las unidades operativas de la Agencia Tributaria se llama Puro Estrecho.
Bueno, no tan “puro”, porque en su interior los agentes se afanan en el registro en busca de pruebas contra una trama de blanqueo de dinero del narcotráfico. Revisan la cocina del restaurante, revisan el despacho, buscan pruebas de ese blanqueo -y las encontrarán- pero el restaurante guarda otras sorpresas. No todo el dinero se ha blanqueado. En la caja fuerte encuentran los primeros billetes.
En un rincón, una tubería de desagüe de PVC parece fuera de lugar. Tan fuera que meten la mano dentro. Lo que empieza a salir son bolsas y bolsas de billetes de cincuenta euros. Menos mal que los agentes han llevado una máquina para contarlos. 650.000 euros. Dinero por un tubo.
"Estaba ahí, en medio del despacho, un tubo de unos 20 centímetros de diámetro por un metro de largo perfectamente sellado. Estaba etiquetado con la cantidad que contenía. Pensamos que estaba listo para enterrar y que no les dio tiempo a hacerlo. Estamos buscando por si existen más", narra alguien que participó en la operación.
"Ahí se montó un restaurante espectacular, con unas vistas...una cristalera al mar espectacular. La inversión de ese restaurante podía ser perfectamente tres o cuatro millones de euros, eh", señala Francisco Mena, presidente de la Federación de Asociaciones de Lucha contra la droga.
Una pequeña parte de un 'negocio' que mueve una ingente cantidad de dinero, cuenta Mena. "Nosotros tenemos calculado que
Ahí no incluimos ni la cocaína ni el tabaco".
Así que cherchez l´argent, podríamos decir. Es junto a la droga, el más inmediato objetivo en cualquier operación. Cuesta encontrarlo, puede estar en cualquier sitio.
"
. Abrimos el canapé, y ahí estaba", nos cuentan fuentes policiales. Ese es el primer sitio donde lo guardan, bajo el colchón", nos comenta una fuente policial.
"Otro lo tenía en la moto, debajo del asiento, trescientos mil euros. Registramos toda la casa diciendo dónde está el dinero, dónde está el dinero. Estaba en la moto. Los compañeros dieron un grito de entusiasmo".
Por medio una casa entera en la que esconderlo. A veces emparedado, a veces enterrado en el jardín envasado al vacío para que la humedad no deteriore los billetes. Y para ponerlo más difícil hay quien lo entierra en un parque cercano. Da igual, se registra todo de arriba a abajo.
El dinero, dice Francisco Mena, es la clave, la pista que a pesar de todas su argucias no puede ocultar el narco. "La droga se paga en metálico. Cuando vendes droga no te hacen una transferencia bancaria"