Desde el primer instante, antes de partir a Lesbos, Cano fue consciente de la dureza a la que se iba a enfrentar en "turnos de doce de la noche a doce de la mañana", según recoge El Norte de Castilla.
Y es que su misión consistió en facilitar el desembarco de pateras y barcos repletos de personas que huían, y continúan haciéndolo, de la guerra y situaciones de peligro. "Es una oportunidad para que podamos ayudar", explicó.
Además de ayudar a otros, como indica su compungido amigo Alfonso, "su mayor deseo en esta vida era poder ver crecer y cuidar de su querida hija Martina, que tanto le necesitaba".
De la misma manera relata cómo el bombero le recordaba en muchas ocasiones a Guido, el afable protagonista de la cinta La vida es bella que cuida de su hijo. "Él se desvivía por ella de una manera fuera de lo común(...) aunque estuviese pasando un día horrible".
Su gran corazón y vocación dejaron varias escenas para el recuerdo de los voluntarios presentes en Lesbos, como reflejó en un comunicado su excompañera Laura Jansen. En una ocasión, Cano se hizo cargo de Alí, quien perdió durante la travesía por el mar a su mujer y siete hijos.
"Pablo era una de esas buenas personas que apareció y corrió hacia el fuego, literal y figurado. Nunca se quejaba, nos animaba a todos los que estábamos a su alrededor y tocó las vidas de miles de personas durante el tiempo que estuvo en Lesbos", continuó.
Por su parte, sus compañeros de la ONG G-Fire Bomberos mostraron su impotencia ante la pérdida de Cano, quien aseguran es "un ejemplo a seguir" por muchos. "Descansa en paz y orgulloso de haber sido la gran persona que fuiste", finalizan.