Carmen y Lydia, tres meses encerradas en su casa tras la DANA: "Para mí, el ascensor es más importante que comer"

Carmen solo ha salido de su casa una vez en tres meses para ir al médico. Informativos Telecinco
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ValenciaLa DANA del pasado 29 de octubre destrozó cerca de 7.600 ascensores de edificios afectados por las inundaciones, según los datos ofrecidos por la Asociación de Empresas de Ascensores de la Comunidad Valenciana. Más de tres meses después tan solo se han reparado 3.000, dejando a centenares de personas con baja movilidad encerrada en sus casas. Informa L. Cruz.

Es el caso de Carmen y Lydia, vecinas de Guadassuar y Massanassa, respectivamente. Carmen solo ha salido una vez de casa para ir al médico y Lydia, ha podido bajar a la calle solo en tres ocasiones.

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Carmen tiene 84 años y una artrosis degenerativa desde hace más de dos décadas, por lo que tiene reconocida una minusvalía del 67%. "Yo siempre he vivido en pisos con ascensor porque lo necesito para bajar a la calle. Por mi enfermedad tengo prohibido bajar y subir escaleras", asegura la mujer. Por ese motivo, lleva encerrada en la casa en la que vive con su hija. "Para mí el ascensor es más importante que comer", asegura Carmen entre lágrimas, que sufre una depresión "porque estoy en una cárcel, siempre entre cuatro paredes. Me voy a volver loca de tanto mirar la tele".

Esta anciana sabe que hay muchas personas como ella, pero pide ayuda para que instalen cuanto antes el ascensor en su edificio. "Dicen que pueden tardar hasta nueve meses más y yo ya no puedo más".

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En estos tres meses solo ha podido salir una vez y para acudir al médico. "Hay 24 escalones y están muy empinados. Tuve que bajar del revés porque no puedo hacerlo de otra manera, ayudada por mi yerno y mi hija", explica Carmen, que tras la salida tuvo que estar tres días en cama para recuperarse.

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Una situación similar sufre Lydia, aunque es mucho más joven, su movilidad es mínima como consecuencia de una fatiga crónica provocada por el Covid persistente. "No puedo andar sola y me puedo mantener en pie unos pocos minutos. Para salir a la calle necesito una silla de ruedas y una persona que la empuje porque no tengo fuerza ni para eso", explica.

En estos tres meses ha salido a la calle en tres ocasiones y lo ha pagado caro por la falta de ascensor. "Para salir tenía que subir y bajar las escaleras de tres en tres y descansar. El problema es que luego he tenido que estar en cama varias semanas para recuperarme del esfuerzo", asegura.

Lydia define su cuerpo como "una batería rota que no carga" y bajar del segundo piso en el que vive se ha convertido en un riesgo para ella. "Salir me provoca entrar en brote y el problema es que no se sabe si esos brotes son reversibles o no, por lo que no me puedo arriesgar".

Listas de espera para reparar ascensores

Las previsiones no son muy optimistas. Las empresas de reparación de ascensores tienen listas de espera de entre tres y cuatro meses como mínimo. "Estamos desbordados. Falta mano de obra y faltan piezas por la alta demanda que tenemos", explica Javier García, ascensorista.

Los profesionales son conscientes de los numerosos problemas que sufren los vecinos, pero aunque trabajan sin descanso, son muchos los ascensores que quedan por reparar. "El principal problema que nos encontramos es que las cabinas se quedaron en los sótanos. Además, los vecinos no están recibiendo las indemnizaciones del Consorcio y los que pueden avanzan el dinero para la reparación", señala.

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