Inmigración

Kadour, el héroe argelino que salvó a una mujer del ataque machista de su pareja, necesita un riñón: "Sin papeles no hay trasplante"

Kadour en Casa Caridad
Kadour en Casa Caridad. Telecinco.es
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ValenciaKadour, un inmigrante argelino sin papeles, se dirigía el pasado martes 9 de septiembre a su sesión de diálisis para tratar sus graves problemas de riñon, cuando escuchó los gritos desesperados de una mujer y su hija que estaban siendo atacadas por un hombre que portaba en la mano un machete de grandes dimensiones en el barrio valenciano de Benicalap. "Vi a la mujer con una herida en la mano. Todo el mundo miraba y nadie hacía nada. Yo solo actué, porque tenía que hacerlo", relata.

Sin pensarlo se lanzó a por el hombre y lo inmovilizó. "Lo cogí por el brazo porque llevaba el cuchillo, lo inmovilicé y poco a poco conseguí que lo soltara. Me costó porque era un hombre grande y fuerte", recuerda.

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Así lo tuvo agarrado durante varios minutos hasta que llegó la policía. La mujer, consciente de que le había salvado la vida, agredeció a Kadour su valenía. "Me dio las gracias y se fue. Estaba muy afectada".

Tras su heroica actuación, Kadour volvió a su realidad diaria como inmigrante sin papeles, agravada por la enfermedad que sufre de riñón. "Vivo en Casa Caridad y gracias a ellos estoy recibiendo sesiones de diálisis", explica.

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Llegó en patera

Kadour llegó hace once meses a España, después de pasar 40 horas en una patera. "Salimos de Argelia y llegamos a Palma de Mallorca", cuenta.

Un largo y peligroso viaje para el que tuvo que pagar 4.000 euros, ahorrados durante años, a una organización mafiosa que controla este negocio. "Estoy enfermo y no tenía otra opción para salvar mi vida. Quería llegar a España para trabajar y poder tratarme porque en mi país recibía diálisis, aunque no las sesiones que necesito".

Pero al llegar a nuestro país se encontró con la cruda realidad. Sin papeles no encontraba trabajo y tampoco recibía atención médica. "Acudí a servicios sociales y ellos me enviaron a Casa Caridad, donde me están ayudando".

Ahora está recibiendo tratamiento, pero no puede trabajar. "Lo que necesito es un trasplante de riñón para recuperarme completamente y poder trabajar para tener un futuro".

Sin embargo, para recibir un trasplante tiene que regularizar su situación en España. "Sin papeles no hay trasplante", lamenta.

Para conseguirlo existen fórmulas por enfermedad sobrevenida que no puede tratarse en su país de origen, pero es un proceso muy largo y complejo. La otra opción es el arraigo para lo que necesita estar dos años empadronado en nuestro país.

Atrapado por una compleja burocracia, Kadour no pierde la esperanza. "Estoy solo en Valencia, sin familia ni amigos, pero tengo la ayuda de Casa Caridad", asegura con una sonrisa en su cara.