Crimen

La muerte por encargo de Yalennys Valero en Càlig: meses de planificación, un amigo ejecutado y varias condenas

Yalennys Valero y su amigo Juanma Mata, ambos ejecutados por sicarios en Càlig la noche del 11 al 12 de junio de 2005. RRSS
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El 12 de junio de 2005, un doble crimen cometido en una tranquila casa de Càlig (Castellón) sacudió a España. Yalennys Valero, una joven cubana de 23 años, y su amigo Juan Manuel Mata, de 25, fueron hallados muertos en la casa de ella con un disparo en la cabeza y maniatados.

Lo que al principio pudo parecer un trágico robo o ajuste de cuentas ocultaba algo mucho más oscuro, como el poder, la obsesión y la venganza. La investigación posterior apuntó a un empresario gallego que estaba casado, pero que nunca permitió que Yalennys viviera en paz.

La vida de Yalennys Valero y cómo conoció a Isauro

Yalennys Valero era una joven cubana cuya vida cambió radicalmente cuando se topó con Isauro López Hidalgo, un empresario gallego. Según determinó la Audiencia de Castellón, el hombre la conoció cuando ella rayaba la mayoría de edad en Cuba e inició con ella una relación fuera de su matrimonio, que culminó con su traslado a España a finales de 1998.

En España, Isauro le proporcionó un piso, un coche, empleo en una de sus empresas y una cuenta bancaria con un depósito inicial cercano a los 7.000 euros, donde hizo ingresos periódicos. Además, viajó con frecuencia a Càlig, donde vivía la joven, realizó diversos viajes con ella y facilitó la llegada de su madre y de una de sus hermanas, consolidando su influencia sobre toda su familia. A medida que pasaron los años, el control de Isauro sobre Yalennys cada vez era más asfixiante.

Vigilaba sus salidas, sus amistades y hasta sus conversaciones, llegando a amenazar a hombres que se relacionaban con ella. Cuando Yalennys intentó romper con él, incluso viajó a Italia en abril de 2004 para distanciarse y ver a su hermana, a quien le dejó una carta advirtiendo de que si le ocurría algo, Isauro sería "el único responsable".

Según explicaba, el hombre tenía "amor obsesivo y posesivo" y la había amenazado con que, si lo dejaba, su final sería "en un prostíbulo, drogada y muerta". A su regreso, retomó la relación por miedo, hasta que a finales de 2004 le comunicó que quería romper definitivamente, un acto que desencadenó el plan mortal en su contra, según el tribunal del caso.

La muerte de Yalennys Valero y Juanma Mata

La noche del 11 al 12 de junio de 2005, los planes que había urdido Isauro López Hidalgo comenzaron a ejecutarse. Durante meses, Manuel Antonio Mas Julián, conocido como 'El Gordo' y mediador en el encargo, organizó la vigilancia de la vivienda de Yalennys y su hermana en Càlig con la ayuda de sicarios, controlando sus movimientos y preparando la llegada del sicario material, Emilio Pérez Ribera, que habría obtenido unos 34.000 euros por sus servicios. Aunque la hermana de Yalennys vivía en la casa, no estaba presente esa noche, lo que alteró el plan original de los asesinos.

Hacia las 05:00 de la mañana, tras un pequeño accidente de tráfico, Yalennys regresó a la vivienda acompañada por Juanma Mata, un amigo que la iba a ayudar con los trámites del seguro. De repente, los sicarios entraron por la fuerza en el domicilio, los maniataron y les dispararon en la cabeza, ejecutando un plan premeditado y letal.

La intención original del encargo incluía quemar la casa con la joven cubana y su hermana dentro, pero al no encontrarse esta última, se limitaron a la ejecución directa de Yalennys y Mata.

Sus cuerpos fueron hallados por la mañana. Inicialmente se barajaron varias hipótesis, pero luego se determió que era un crimen cuidadosamente planificado. La evidencia confirmó la participación de otras personas que permanecen no identificadas, dejando claro que hubo más implicados que el sicario material y el mediador. Los informes describieron la tormentosa relación entre Yalennys e Isauro, con llamadas telefónicas, amenazas a terceros, instalación de micrófonos en la vivienda y acoso a sus familiares.

El juicio, las investigaciones y el recuerdo

La investigación quedó inicialmente centrada en Emilio. La Guardia Civil descubrió colillas de cigarrillo en la tubería del lavabo de la vivienda que contenían ADN coincidente con registros previos en L’Alcora. Esta prueba permitió a los investigadores identificarlo de forma concluyente como uno de los autores materiales del crimen. En noviembre de 2008, fue juzgado y condenado a 44 años de prisión. El caso contra Isauro y Manuel Antonio, mediador en el encargo, se abrió formalmente años después.

Isauro fue detenido en mayo de 2009 en su empresa en Santiago de Compostela, mientras que Mas Julián fue arrestado en Castellón. Un testigo clave declaró que ambos se reunieron en enero de 2005 en un aparcamiento de Castellón, estableciendo un vínculo directo entre el autor intelectual y el mediador encargado de contactar con el sicario.

Más de 10 años después del crimen, en noviembre de 2015, comenzó con jurado popular en la Audiencia de Castellón el juicio contra el hombre al que señalaban las familias y que tuvo un veredicto unánime. Isauro López Hidalgo, alias 'El Gallego', fue condenado a 28 años de prisión como autor por inducción de dos homicidios, mientras que Mas Julián recibió 30 años, posteriormente elevados a 40 por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana al considerar agravantes como la alevosía. Ambos fueron absueltos del delito de allanamiento de morada. Además, se impusieron indemnizaciones conjuntas y solidarias: 170.000 euros a la familia de Yalennys y 140.000 euros a la familia de Juanma Mata. Isauro negó en el juicio su implicación y alegó conspiración, mientras que el entorno de Yalennys relató el extremo control y acoso que él ejercía, confirmando el horror que vivió la joven.

Más de 20 años después, el caso de Yalennys Valero, conocido como 'caso Càlig', sigue resonando en la memoria pública. La condena de Isauro López Hidalgo fue firme y, según algunas fuentes, cumple parte de su pena en tercer grado penitenciario desde el año pasado, disfrutando de semilibertad. Yalennys se ha convertido en un símbolo de cómo la obsesión y la posesión pueden transformar el amor en violencia mortal. Su trágico destino ha sido abordado en reportajes, artículos de crónica negra y documentales, manteniendo viva la reflexión sobre los límites del poder sobre otra persona. Este caso, resultado de años de amenazas y acoso, recuerda con crudeza que cuando el afecto se convierte en dominio absoluto, el precio puede ser la vida.