Tadeo cae en la tentación con Mayeli en el jacuzzi de 'Villa Montaña': "La lengua hasta la campanilla"

Tadeo cae en la tentación con Mayeli en el jacuzzi de 'Villa Montaña': "La lengua hasta la campanilla"
Así ha sido el momento en que Tadeo ha caído en la tentación
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Desde que comenzó su aventura en 'La isla de las tentaciones', Tadeo tuvo claro cuál era su tentadora favorita. Desde su llegada a 'Villa Montaña', el novio de Sthefany se ha acercado cada día más a Mayeli. Tanto, que no ha podido evitar caer en la tentación con un apasionado beso en el jacuzzi.

Alcanzando el final de una de las fiestas de la villa, el propio Tadeo le ofrecía a la soltera la posibilidad de bañarse juntos en el jacuzzi. Ella aceptaba y ambos no perdían el tiempo. "Ven aquí, no tengas miedo, que no te voy a hacer nada", le decía ella pidiéndole que se acercara. "Solo estoy aquí jugando, dándote mimitos y abracitos", seguía.

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Más cerca que nunca, Tadeo se dejaba llevar y, tras varios besos en el cuello y en el pecho, terminaba cayendo en la tentación. La luz estallaba en 'Villa Playa' automáticamente y Sthefany tenía claro que era su novio quien la había activado, pero las cosas no iban a quedarse así: "A tomar por culo, ya me cansé. Si Tadeo me fuera infiel, yo avanzaría más con Simone".

Todos los acercamientos de Tadeo con Mayeli antes de caer en la tentación
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Mientras tanto, en 'Villa Montaña', Tadeo y Mayeli seguían disfrutando de un momento de lo más sensual en el jacuzzi. La pareja de Sthefany y la tentadora no paraban de besarse ante la mirada de varios compañeros: "Pero fuertemente, toma, toma, toma", comentaba Eros.

"La lengua hasta la campanilla"

Tras caer en la tentación, Tadeo confesaba lo ocurrido al equipo del programa: "Nos hemos metido en el jacuzzi y una vez ahí se empezaron a calentar las burbujas y una cosa llevó a la otra y al final acabé metiendo la lengua hasta la campanilla".

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Pero, lo que empezó en el jacuzzi continuó en los sofás. "Madre mía, qué locura", comentaba el propio Tadeo. Nuevamente, empezaban a besarse y Tadeo suspiraba: "No me resoples, que no me aguanto", le advertía ella. Pero él pensaba exactamente lo mismo: "Yo estoy igual".

"Pues esto se puede solucionar, eh...", le sugería ella. "No creo que estés pensando lo mismo que yo... Porque yo estoy pensando una guarrada", seguía. Pero, en efecto, Tadeo le reconocía que estaba en el mismo punto: "Y yo. Pero vamos a descansar, porque si no...".