El estrés puede volverse crónico: "Estimular el nervio vago es clave para que esto no ocurra"

Estimula tu nervio vago
Aprender a estimular el nervio vago es fundamental
  • Antonio Valenzuela, experto en Psiconeuroinmunología clínica y divulgador de salud, ha publicado ‘Estimula tu nervio vago’

  • El nervio vago es el responsable de funciones básicas tan importantes como el sistema digestivo o la respiración

  • Y también ejerce un papel clave en la gestión del estrés

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El estrés y una vida poco conectada con la naturaleza y el entorno hace que nuestro organismo se encuentre en modo de supervivencia. Las digestiones, el sueño y nuestras funciones más básicas se ven afectadas. Pero ¿qué podemos hacer para restaurar nuestra salud? Quizá no habías escuchado nunca hablar del nervio vago. ¿Qué papel juega en nuestro cuerpo el nervio vago? ¿Por qué es tan importante? 

Para entenderlo hay que ir a la raíz, a nuestras bases, al latín. La palabra latina ‘vagus’ significa ‘deambular’, y eso es precisamente lo que hace este nervio por gran parte del organismo, extendiéndose a todos los órganos principales. Pero, tal y como decía J. R. R. Tolkien, “no todo el que vaga está perdido”. El nervio vago tiene una misión bien definida: la de conectar el cerebro con el resto del cuerpo. A causa de esto, el nervio vago es responsable de diversas funciones corporales, incluida la digestión, la respiración o el latido cardíaco. Además, también se lo conoce como “neumogástrico” por su estrecha relación con los sistema cardiorrespiratorio y digestivo. Es el décimo par craneal, el más largo y el que más ramificaciones tiene, con lo que genera una intrincada red de espías que recaban una tremenda cantidad de información valiosa para nuestro cerebro.

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Así lo explica en su nuevo libro ‘Estimula tu nervio vago’ (Editorial alienta) Antonio Valenzuela, fisioterapeuta, experto en terapia manual, máster en Psiconeuroinmunología Clínica y autor de ‘Activa tus mitocondrias’ e ‘Hijos de la adversidad’.

Para estimularlo, tal y como aconseja Antonio Valenzuela, hay que tener en cuenta unos básicos de la salud: cuidar la alimentación, hacer ejercicio, dormir bien, pasar más tiempo en la naturaleza y, por supuesto, con nuestros seres queridos. “Además, podemos implementar técnicas sencillas en nuestro día a día para despertar toda la capacidad sanadora de nuestro nervio vago”, añade. Si no lo hacemos, el vago se desregula, la tensión arterial sube, el corazón estará acelerado incluso en reposo y tendrás malas digestiones, además de otras disfunciones.

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Estimular el nervio vago: pequeños consejos

Desde la risa y el canto pasando por el “tapping” (una técnica que combina aspectos de la acupuntura china milenaria con elementos de la psicología moderna), los automasajes, la respiración o la ingestión de alimentos fermentados son solo algunas de las maneras con las que se puede estimular el nervio vago. Parece algo obvio, pero todo supone una gran ayuda cuando hablamos de estimular a uno de los nervios más importantes de nuestro cuerpo, cuya función es vital para el sistema nervioso autónomo, ya que es responsable de diversas actividades que realizamos de forma inconsciente.

Para estimularlo, además de los recursos mencionados con anterioridad, Antonio Valenzuela añade técnicas basadas en la meditación, estiramientos, aceites esenciales (como la lavanda y la salvia), la música (sobre todo de percusión rítmica) y un sinfín de estrategias nos ayudan a regular nuestra respuesta al estrés y afrontar nuestras vidas con mayor vitalidad y energía gracias, en parte, a que aumentan nuestros niveles de acetilcolina, el principal neurotransmisor utilizado por el nervio vago. “Al ser liberada en nuestro cuerpo, es capaz de llevarlo a la calma parasimpática y de reducir su inflamación, pero esta increíble molécula también actúa a nivel cerebral aumentando los estados de 'flow' y concentración”.

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Duchas frías, baños calientes, caminar descalzos, comer como lo hacían nuestros antepasados, hacer deporte, estar en contacto con la naturaleza… Son solo algunos de los consejos que Antonio aporta en su libro, y que nos llevan, efectivamente, a una vida mucho más descansada y rural, que él mismo promueve como la “Vix medicatrix naturae (la fuerza curativa de la naturaleza). “Desgraciadamente, una parte importante de la población tienen una visión pesocentrista de la alimentación y el ejercicio. Los ven como herramientas para tener un peso adecuado y no como lo que realmente son, la más poderosa medicina. Muchos aún piensan que si están delgados no tienen que cuidar lo que comen ni hacer ejercicio. Igual ocurre con el sueño, una necesidad biológica reducida a un engorro que nos resta tiempo de ocio, o el ver al estrés como ese peaje ineludible que hay que pagar por vivir la vida moderna y a la naturaleza como aquel lugar al que se va solo para hacer una barbacoa”, explica a la web de Informativos Telecinco. 

Estrés y nervio vago: cómo mantenerlo a raya

El estrés es uno de los principales factores de una mala salud en España. Un estudio reciente del Grupo AXA, en el que participaron 16 países, incluido España, reveló que un tercio de los españoles admite tener algún tipo de problema de salud mental, con un 34% de la población afectada. Esta cifra es superior en comparación a otros países europeos como Suiza o Francia, aunque menor a otros como Estados Unidos y Reino Unido. El Estudio Internacional del Grupo AXA sobre salud y bienestar mental, que la Fundación AXA y el Colegio General de Psicología de España presentaron en abril de 2024, se extrajo que un 16% de la población en España reconoce tener ansiedad, fobia o estrés postraumático, y un 17% declara tener depresión, una de las tasas más altas de Europa. 

El estrés supone un ataque a la línea de flotación de nuestra salud. Cuando el estrés se vuelve crónico, todo el funcionamiento de nuestro organismo se altera

telecinco.es

En efecto, el estrés no ayuda a nuestra salud. “El estrés supone un ataque a la línea de flotación de nuestra salud. Cuando el estrés se vuelve crónico, todo el funcionamiento de nuestro organismo se altera, por ejemplo, se produce una liberación continua de glucosa a la sangre que puede derivar en una resistencia a la insulina, un estado en el que nos predisponemos a sufrir diabetes. Algo a tener en cuenta es que para nuestro organismo, la falta de sueño, una mala alimentación, la contaminación, el sedentarismo, la carencia de luz solar o el poco contacto con la naturaleza también son factores que disparan la respuesta al estrés. De ahí, que la vida moderna, con independencia de los factores emocionales a los que estemos sometidos, sea una fuente de estrés”, subraya Antonio Valenzuela, autor de ‘Estimula tu nervio vago’.

En este sentido, "el nervio vago tiene un papel clave" en la respuesta de nuestro cuerpo ante el estrés y para que éste no se vuelva crónico, ya que es el responsable de orquestar la respuesta parasimpática que nos lleva a la calma después de sufrir un evento estresante. Para ello, se sirve de un neurotransmisor fundamental: la acetilcolina. Gracias a la acetilcolina se ralentizan el ritmo de respiración y los latidos cardíacos y se activan los movimientos gástricos e intestinales.

“En el interior de cada uno de nosotros, principalmente en el intestino, habita un universo microbiano llamado microbiota. De él depende, en buena parte, nuestra salud física, mental y emocional. Por ejemplo, las bacterias beneficiosas de la microbiota son capaces de generar neurotransmisores de calma y paz como el GABA y la serotonina, mientras que las patógenas generan estrés e irritabilidad”, explica. Y es que no sólo tenemos neuronas en el cerebro, también están en el intestino, considerado el segundo cerebro, y en el corazón, que bien podríamos considerar el tercer cerebro. Así lo explica este experto en Psiconeuroinmunología clínica y divulgador de salud: “las neuronas del cerebro se comunican con las neuronas que tienes el corazón y el intestino a través del nervio vago, que podríamos traducir como el cerebro pidiendo consejo a sus dos viejos amigos. Lo que las creencias populares sospechaban, vinculando el corazón con la sabiduría, la espiritualidad y las emociones, lo confirma hoy la ciencia moderna gracias a los avances de la investigación en campos tan relevantes como el eje intestino-cerebro y la variabilidad de la frecuencia cardíaca”.

Para mantener el estrés a raya, él sugiere llevar una vida flâneur, un término que fue acuñado en la Belle Époque, la edad dorada de París del siglo XIX. El término francés flâneur significa ‘paseante’, por lo tanto hacía referencia a las personas que vagaban por las calles de París, callejeando sin rumbo fijo, sin objetivo, abiertas a todas las vicisitudes y las impresiones que les salían al paso. “Para Baudelaire, el perfecto flâneur era un observador apasionado que contemplaba el mundo pasando inadvertido”, expresa. Así que Antonio Valenzuela propone que seamos paseantes, algo que suena a reliquia en tiempo de mucho ruido social y digital. Pero, habrá que hacerle caso si queremos estimular nuestro nervio vago. 

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