Bienestar

El método para vivir en calma de Miguel Navarro: "Todo pasa por saber responder cuatro preguntas"

Miguel Navarro, autor de 'Manifiesto para la calma'
En 'Manifiesto para la calma', Miguel Navarro desmonta todos los mitos de la productividad. Alex Bertha/ Unplash
  • La calma es una sensación que todos buscamos, mucho más en un mundo estresado que va siempre con prisa

  • El método para ser feliz de Kiko Pallarés, el mayor experto en meditación budista de España

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El padre de Miguel Navarro era policía y se libró de un atentado perpetrado por ETA cuando estaba de servicio. Su compañero, al ver que tenía el traje roto, le dijo que se fuera, que él se encargaba de un coche mal estacionado. A los pocos minutos de haberse ido ya escuchó la explosión. Su compañero había fallecido. Durante años, ese suceso le persiguió, pero quiso siempre inculcarle a su hijo el valor por la vida y el perdón.

"El perdón libera. El odio te ata. El único camino es el amor", aún recuerda escuchar de boca de su padre. Seguramente fue él quien sembró la semilla para que Miguel, tiempo más tarde, quisiera ayudar a otras personas a encontrar la paz interior y la calma. Hoy, Navarro es autor de ‘Manifiesto para mantener la calma’ y CEO y fundador de Productividad Feroz, la escuela de desarrollo personal líder en España en productividad, hábitos y alto rendimiento.

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"La calma no es algo que aparece cuando el mundo deja de moverse. Es una forma de estar en el mundo incluso cuando todo se mueve. No se trata de que todo esté bien fuera, sino de que tú estés bien por dentro, incluso cuando lo externo no acompaña. Y sí, podemos sentirla a lo largo del día, pero no llega sola. No es espontánea, es una consecuencia. La consecuencia de cómo te hablas, de cómo respiras, de cómo eliges responder ante lo que ocurre. La mayoría de las personas la buscan en el descanso, en un lugar tranquilo o en momentos de desconexión. Pero la verdadera calma no depende del lugar, sino del modo en que te relacionas con lo que pasa", explica en una entrevista a Informativos Telecinco.

Tal y como explica, la calma no es felicidad. Y para saber si la estamos sintiendo dice que la palabra clave es la presencia. Si estás contigo mismo, sin necesidad de huir a ningún lugar ni al pasado ni al futuro, si no hay ansiedad, prisa o no estás atrapado en los pensamientos de lo que te gustaría que fuera (que son pensamientos que atrapan) o buscando determinados estímulos que te anestesien, ya sea el móvil, el juego, el alcohol o el tabaco, ahí es cuando verdaderamente se siente la calma.

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"Pero hay algo más: cuando estás en calma, te sientes alineado con lo que haces. Con aquello a lo que dedicas tu tiempo, tanto en lo personal como en lo profesional. Lo que haces tiene sentido. No necesariamente porque sea fácil o perfecto, sino porque responde a una verdad interna. No vives dividido entre lo que piensas, lo que sientes y lo que haces. Todo encaja. Y eso genera una sensación de integridad que es mucho más valiosa que la simple relajación. En calma, no necesitas demostrar nada", añade.

¿Vas por el buen camino? Hazte estas preguntas

Parece sencillo, ¿verdad? Pero en la práctica no lo es tanto. Sobre esto él sí que invita al lector a hacerse una serie de preguntas que no son las obvias. No es solo: “¿Qué quiero?”. Es, como explica:

– “¿Lo que quiero todavía me representa?”

– “¿Lo que persigo viene de mí o lo heredé de alguien más?”

– “¿Estoy donde estoy por elección o por inercia?”

– “¿Esto me está haciendo más libre o más dependiente?”

Darle respuesta a estas preguntas te ayudará a construir un estado de calma. El verano es, además, un buen momento para plantearse ciertas cosas porque hay más tiempo y el que hay va más lento. "En verano, muchas personas redescubren un ritmo más humano. Duermen más, se mueven más, comen con menos prisa, hablan con más gente que quieren y se permiten desconectar. Pero no es el verano el que trae calma. Es lo que dejas de hacer en verano lo que abre el espacio para sentirla", subraya. ¿Quieres mantener esa sensación? Entonces, tendrás que planificar descansos y proteger las primeras horas del día. ¿Sabías que esas horas son muy importantes para lo que está por venir? "Aprende a no estar disponible para todo el mundo todo el tiempo. Y, sobre todo: deja huecos. Si tu calendario está tan lleno que no cabe ni un paseo lento, entonces lo que está vacío eres tú".

Si lo primero que haces al levantarte es mirar el móvil e ir con prisas, empiezas absorbiendo la vida de los demás. "Tu mañana es tu primer acto de soberanía", define en el libro Miguel Navarro, por lo que propone que le dediquemos el tiempo que se merece a ese espacio que nos pertenece. "La forma en que empiezas tu mañana marca tu energía, tu enfoque y tu sistema nervioso para el resto del día. Si lo primero que haces es abrir el móvil y leer mensajes o noticias, ya no estás en control. Estás en alerta. En cambio, si eliges empezar el día con hábitos que te centran, entras en una dinámica completamente distinta".

5 hábitos para estar en calma

¿Cómo se construye la calma? Hay mucho por hacer, como dice Miguel te estás acercando cuando tus pensamientos, emociones y acciones van en la misma dirección. "Otra parte fundamental es el perdón. Perdonarte por lo que no sabías en su momento. Por las decisiones que hoy harías diferente. Por haber actuado desde el miedo o la inercia. Pero también —y esto es igual de importante— perdonar a los demás. No porque se lo merezcan, sino porque tú mereces dejar de cargar con lo que hicieron. El perdón no es debilidad, es autocuidado".

Además, propone cinco hábitos que podemos empezar a poner en práctica desde ya. Son los siguientes:

  1. Escribir. Vaciar tu mente en papel te da claridad. Es una forma de resetear el ruido interno y enfocar tu atención. No hace falta escribir una novela: basta con soltar lo que llevas dentro, hacerte una buena pregunta, o dejar que aparezca lo que tenga que salir.
  2. Leer. Incluso solo unas páginas. Leer algo que eleve tu pensamiento, que te inspire o que te recuerde lo que de verdad importa. Leer por la mañana no es consumir información: es entrenar tu atención en lo esencial.
  3. Meditar. Aunque sea cinco minutos. Para observar sin juzgar. Para respirar antes de empezar a correr. Para tomar conciencia de que el día empieza dentro, no fuera.
  4. Entrenar el cuerpo. Porque el cuerpo en movimiento libera tensión, ordena ideas y eleva tu energía. Un cuerpo fuerte ayuda a sostener una mente en calma.
  5. Hacer algo creativo. Dibujar, tocar un instrumento, cocinar sin prisa, diseñar, construir algo con las manos... Cualquier cosa que te conecte con tu capacidad de crear sin buscar productividad inmediata, te baja de la mente y te devuelve al presente.