La lucha de una familia con un hijo con autismo por la creación de más colegios de Educación Especial en Vizcaya

Ander de 8 años, padece autismo severo.
Ander, de 8 años, padece autismo severo.. Redacción Euskadi
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BilbaoCuando Ander cumplió un año, sus padres Joseba y Elena notaron que algo no iba bien, “no te miraba, ni señalaba y tardó muchísimo en empezar a andar”, un tiempo después pusieron nombre a lo que le ocurría a su hijo: “Es autista” y tiene una afectación severa, una discapacidad del 60% y un grado 3 de dependencia".

Ander es un niño no verbal, no tiene control de esfínteres ni se desenvuelve de forma autónoma, necesita ayuda para absolutamente todas las actividades de la vida cotidiana, desde comer a vestirse o asearse. A medida que va haciéndose mayor, le molestan cada vez más los ruidos. La vigilancia a Ander tiene que ser “constante”, ya que padece un trastorno alimentario, llamado pica, que se caracteriza por comer con regularidad cosas que no son alimentos.

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A Elena y Joseba les preocupa que “cada vez pone más resistencia a la hora de andar” y que tiende a tirarse a suelo cuando el entorno le sobrepasa: “Como él cada vez pesa más y nuestra fuerza va mermando, se vuelve muy complicado levantarle”.

Ander es un niño "cariñoso, maravilloso y activo"
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“Mi hijo es autista, no tiene autismo", recalca Joseba, "no es una enfermedad y no tiene cura, es un trastorno y Ander ya nació así". La realidad es que "debe de estar bajo supervisión durante toda la jornada escolar". Como él hay otros muchos niños vascos con TEA, Trastorno del Espectro Autista: "Cada vez hay más casos" y los centros de Educación Especial en Euskadi "están colapsados".

En el País Vasco, el único centro público de estas características que existe está en Vitoria, es el Centro de Educación Especial de Gorbeialde. Mientras que en Vizcaya hay tres, dos colegios concertados en Bilbao y un tercero en Derio. "Están llenos", denuncia Raquel García, de la Asociación Lagundu Euskadi, que ayuda a familias con niños con NEE, NEAE y dificultades de aprendizaje: "Reclamamos más CEE (Centro de Educacion Especial) a poder ser públicos", apostilla.

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35.000 firmas

A punto de cumplir 8 años, Ander cursa 1º de Primaria, en un colegio ordinario de Bilbao, y a pesar de contar con ciertos recursos, "está muy perdido". Sus progenitores han apostado por que entre en un centro de Educación Especial, donde le enseñen a trabajar su autonomía y a "autorregularse". Conseguir plaza no es sencillo y por eso, reclaman que "se construyan más colegios para niños y niñas con necesidades especiales en Vizcaya" para dar respuesta a una realidad "en la que cada día surgen más casos". Lo han hecho a través de una campaña de recogida de firmas en change.org, donde ya han reunido 35.000 apoyos para crear más Centros de Educación especial en este territorio porque "muchas familias viven con esta realidad".

Ander es un niño “maravilloso”, “muy cariñoso”, activo y que "no ve el peligro". Antes, "niños como nuestro hijo se tenían que quedar en casa porque no les cogían en ningún colegio”, recuerdan estos padres. Ahora existen aulas estables, en centros ordinarios, pero "la falta de recursos materiales y de personal", también afectan a este tipo de aulas, y “hay casos muy sangrantes de alumnos, especialmente en aulas estables de secundaria donde los alumnos ya alcanzan un tamaño considerable y conductas disruptivas, en los cuales los PT (profesor de pedagogía terapéutica) se ven superados por la situación y no pueden con ellos y el Gobierno Vasco no pone más recursos”, denuncian.

Los grados más severos de autismo requieren de una atención más especializada. Por eso, Joseba y Elena pelean porque se construyan más colegios para necesidades educativas en Euskadi.

Lucha diaria

A día de hoy, Ander acude dos horas a la semana a un centro de atención temprana donde tiene sesiones de comunicación aumentativa y terapia ocupacional, financiadas por sus progenitores, ya que a partir de los 6 años la atención temprana deja de ser gratuita. “Nos dicen que destinemos los casi 500 euros que nos dan de la ayuda de la dependencia a financiar estos tratamientos, pero es que estos menores acarrean otros muchos gastos”, claman Joseba y Elena.

“Bastante pelea es la lucha diaria”, cuajada de rabietas, en el caso de Ander sus problemas de sueño que “hacen que se despierte hasta tres veces cada noche” o su negativa a andar, que “le lleva a tirarse en el suelo”, como para tener que estar luchando “para que las Instituciones los vean como algo más que un número y les traten por su necesidad”.

Estos padres son partidarios de “la integración de su hijo”, por eso le llevan a jugar a los parques de Bilbao con el resto de niños, pero en el tema de la educación, apuestan porque se forme en un CEE donde cubran las necesidades educativas derivadas de su condición, además de las de tipo social que pueda requerir por su alto grado de dependencia.

Los padres insisten en que “no hay ayudas” y que “todo cuesta muchísimo”. En este sentido, reclaman la construcción de "más colegios de Educación Especial para las familias que así lo deseen para sus hijos y tengan necesidades muy severas, y que no se genere una lista de espera en algo tan básico como el derecho a la educación de calidad”.

En opinión de Raquel García, de la Asociación Lagundu Euskadi, “por desgracia, para cierto tipo de alumnado, la inclusión solo existe sobre el papel”, y “no se puede tolerar, que los alumnos más necesitados de atención, en todos los sentidos, sean los más abandonados por el sistema y las instituciones”.

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