Así será el funeral de Estado del papa Francisco: asistencia de líderes mundiales y rompiendo tres tradiciones

Adiós al papa Francisco. El máximo pontífice de la Iglesia católica ha perdido la vida a los 88 años tras más de una década de servicio como jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano. Tras la confirmación de su fallecimiento, la Santa Sede ha anunciado oficialmente el deceso a través de un comunicado emitido por la Oficina de Prensa del Vaticano. El camarlengo, encargado de gestionar la sede vacante, ya ha tomado el control administrativo de la Iglesia hasta la elección de un nuevo papa.

Y ahora que se ha declarado su fallecimiento, el mundo entero va a presenciar un funeral de Estado histórico con rituales solemnes, liturgias centenarias y la asistencia de líderes de todo el planeta. Se espera que los reyes Felipe y Letizia también acudan, al igual que hicieron los eméritos Juan Carlos y Sofía en 2005 -cuando todavía eran monarcas- al funeral del papa Juan Pablo II. Cabe destacar que Sus Majestades estuvieron presentes en la misa inaugural del pontificado del papa Francisco en 2013 y un año después -coincidiendo con el comienzo del reinado de Felipe VI- se reunieron en una audiencia privada.

Tal y como se conoce, el Vaticano ha decretado nueve días de luto en los cuales se celebrarán misas diarias en honor al pontífice fallecido. Su cuerpo, que estará vestido con sus ornamentos papales y colocado en un féretro de madera simple, es trasladado a la Capilla de Santa Marta y se espera que sea allí donde se exponga para que fieles de todo el mundo puedan rendirle homenaje.

Tradicionalmente, el funeral de un papa se celebra en la Plaza de San Pedro, presidido por el Decano del Colegio Cardenalicio. En este caso -a diferencia de lo ocurrido con Benedicto XVI ya que en el momento de su muerte ya había renunciado a su cargo- Francisco será despedido como papa en funciones, lo que garantiza una ceremonia de mayor magnitud, con la asistencia de jefes de Estado, reyes, líderes religiosos y miles de seguidores.

La liturgia sigue un rito especial basado en la misa de exequias papales. Durante la ceremonia, el Evangelio se lee en latín y griego, se entona el tradicional 'Subvenite Sancti Dei', una plegaria que invoca la ayuda de los santos para recibir el alma del pontífice, y la homilía destaca el legado del papa.

Francisco ya explicó en vida que rompería con algunas tradiciones en el momento de su muerte, dejando por escrito cómo quería que fuera su funeral. Más sencillo y lejos de la pompa solemne reservada a sus antecesores, fiel a su estilo austero y sin la exposición del cuerpo en un catafalco, sino en un ataúd abierto que ya no será triple como antes -uno de ciprés, con su cuerpo y documentos personales, otro de zinc, sellado herméticamente, y uno exterior de roble-.

Además, aseguró que quería ser sepultado en una capilla de la basílica romana de Santa María La Mayor, que custodia el icono 'Salus Populi Romani', del que era muy devoto, en vez de reposar en la cripta vaticana. En este enclave reposan siete papas.

El funeral seguirá estando dividido en tres momentos distintos. La primera fase, en la residencia del difunto, implica la colocación del cuerpo directamente en el ataúd, sin exposición previa en la morgue. En la segunda fase, en la basílica del Vaticano, el cuerpo será acogido por los fieles con en el ataúd abierto. Finalmente, en la tercera fase, el féretro será enterrado de una forma más sencilla que en el pasado.

Tras el funeral se cerrará así el ciclo del pontificado anterior y comenzará a una nueva etapa en la Iglesia Católica.

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