Pablo, el profesor de francés que lucha contra la homofobia en la escuela rural: “Yo era el maricón de clase”
José Pablo Rodríguez recuerda cómo fue “el maricón de la clase” y convierte su experiencia en el programa educativo Mariconízate, un test para detectar homofobia en aulas
El docente y doctorando en Psicología Evolutiva promueve la educación afectivo-sexual como parte esencial de la enseñanza
GranadaJosé Pablo Rodríguez, conocido por sus alumnos como el profe Pablo, recorre los institutos de la Andalucía rural dando clases de francés. Pero lo cierto es que a sus 35 años ha descubierto que su misión va más allá de enseñar los verbos y los tiempos de ese idioma.
Doctorando en Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Granada, ha decidido usar su experiencia personal para transformar la manera en que los jóvenes viven la diversidad sexual en el aula.
"Yo fui el ‘maricón’ de la clase", confiesa. "Se reían de mí porque me gustaba bailar, porque era distinto, porque hacía visible algo que otros escondían. Recuerdo el miedo, la sensación de no encajar, de que algo en mí estaba mal, cuando en realidad era la sociedad la que necesitaba abrirse". Hoy convierte aquel recuerdo en motor de cambio, y le ha dado vida a "Mariconízate"
Mariconízate busca detectar la homofobia entre los jóvenes
“Mariconízate” es un programa que nace de la necesidad de que los jóvenes comprendan la diversidad sexual como parte de la vida. "Llego a clase y digo que soy gay. Lo hago para que vean que está bien ser quien eres, para que entiendan que la orientación sexual no es un tabú, y que reconocerla puede ayudar a otros aunque al principio provoque burlas o miradas curiosas", explica.
El programa combina reflexión y debate con un "test de homofobia" que analiza cómo los alumnos afrontan la diversidad. Preguntas como "si un amigo me confiesa que es homosexual, cuidaría más mis gestos de cariño hacia él" o "si veo a dos personas homosexuales de la mano en la calle me resulta incómodo" permiten a Pablo comprender los prejuicios que aún persisten en contextos rurales y así poder trabajar para derribarlos.
"Me sorprende cómo actitudes que parecen pequeñas pueden marcar a los jóvenes. He encontrado alumnos que prefieren tener amigos heterosexuales antes que homosexuales, o que sienten incomodidad por la orientación de alguien simplemente en la vida diaria. Esto no es homofobia latente, es algo interiorizado. Muchos ni siquiera saben de dónde viene ese rechazo. Mi labor es enseñarles a verlo, a cuestionarlo y a transformarlo en respeto", reflexiona.
La homosexualidad, un tabú en la aulas
José Pablo cree que la educación afectivo-sexual debería ser transversal. No se puede concebir al ser humano sin concebir su sexualidad, y la escuela debe ayudar a normalizarla. "No hablo solo de derechos o de igualdad; hablo de comprender que la diversidad nos enriquece y el aula es el mejor sitio para desmontar prejuicios y construir una sociedad mejor", añade.
Para Pablo, la valentía de un docente pasa por mostrar quién es, por ser transparente con los alumnos y por poner su propia historia al servicio del aprendizaje. Él fue víctima de burlas, y eso le permitió entender cómo se sienten muchos estudiantes hoy. "Mi experiencia me enseñó que el silencio no protege a nadie. Contar mi historia les da un espejo donde mirarse, les permite sentir que no están solos y que pueden enfrentarse al miedo con orgullo y dignidad".
El programa "Mariconízate" se desarrolla en tercero y cuarto de la ESO. Antes de empezar, los alumnos realizan el test de homofobia con 33 ítems que exploran actitudes, miedos y prejuicios. A partir de los resultados, Pablo prepara dinámicas de debate, ejercicios de reflexión y actividades que fomentan la inclusión. Se trata de hacer tangible lo que a veces se queda invisible, micro prejuicios, gestos de rechazo, o la incomodidad frente a lo distinto.
Además de su trabajo en la escuela, Pablo investiga cómo se generan los prejuicios en entornos rurales, combinando psicología evolutiva y educación. Su tesis analiza las variables que determinan la homofobia y cómo los docentes pueden intervenir para reducirla. "Saber por qué ocurre algo nos permite cambiarlo. Y cuando logras que los jóvenes reflexionen, estás construyendo un futuro mejor", concluye.
Educando en respeto, empatía y valentía
José Pablo no se despide precisamente a la francesa de ninguna de sus clases, él cierra la puerta tras enseñar respeto, empatía y valentía. Muestra a sus alumnos que decir “yo soy así” no es un acto de rebeldía, sino de honestidad. Que reconocer los propios sentimientos y aceptar los de los demás es, quizás, la lección más importante de todas.
El "maricón" de la clase hoy camina por los pasillos de los institutos de Andalucía demostrando que la transparencia y la empatía son más poderosos que cualquier idioma o materia.