El ataque de risa de Carlos Sobera con el momentazo de Montoya en los dilemas

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La risa Carlos Sobera con el momentazo de Montoya en la palapa.
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Los concursantes de 'Playa Furia', como lo hicieron en la pasada gala los de 'Playa Calma', se han enfrentado durante 'Supervivientes: Tierra de Nadie' a los dilemas que les iban a poner en aprietos.

Laura Madrueño iba llamando, uno a uno, a los supervivientes del equipo Furia para que se enfrentasen a su dilema de la noche. Iban a tener que elegir entre quedarse con su objeto personal o poder comerse una recompensa de lo más suculenta o, en su defecto, conseguir llevarse algo para todo su equipo.

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Montoya era el primero en ponerse en esta tesitura, tener que decidir entre comer y el peluche que representa a su perrita, de la que contaba su historia: "Vino con mi hermana de rebota y, al final, se les coge un amor incondicional. Y, antes de entrar aquí, se me quedó cieguita". El superviviente no podía evitar las lágrimas y enseñaba el tatuaje que tiene de su perra.

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La presentadora le proponía "quedarse con el peluche" y a cambio le ofrecía una pizza para él solo y sin tiempo. "Mi familia me estará viendo, yo la veo más representada en mi tatuaje y que me voy a comer la pizza", decía el concursante, el que rechazaba la opción de llevarse tres latas a la playa en vez de comerse la recompensa: "Lo he consultado con mi equipo y me voy a comer la pizza, sabía que esto podía pasar y ellos han empatizado para que coma".

Antes de coger la pizza, Montoya terminaba diciendo lo bien que olía esta recompensa y se dirigía a Laura Madrueño: "Y esta mujer también huele a gloria". Lo que desataba la risa de Carlos Sobera: "Ten cuidado que te come, te pega un mordisco rápido".

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Los dilemas de Pelayo, Carmen Alcayde, Gala y Damián

A estos mismos dilemas se iban a tener que enfrentar el resto de concursantes con diferentes recompensas, a excepción de Almácor que se estaba reencontrando con su novia en Honduras.

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Gala no podía evitar romper a llorar al pensar en su hija, de la que es su objeto personal y decidía quedárselo, renunciando a una hamburguesa, como también lo iba a rechazar Damián, que prefería poder seguir teniendo la manta de su bebé hecha por su bisabuela. O Carmen Alcayde, que prefería no comer y entraba en drama al pensar en perder el osito de peluche que le hicieron sus hijos.

Pelayo si que no podía resistirse y entregaba a Laura Madrueño el peluche de su perro a cambio de una suculenta recompensa y no llevarse más arroz y lentejas para la playa: "Necesito comer, creo que me van a entender mis compañeros, necesito reponer calorías y darme un gustazo".