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Cargos del PSOE urgen a resolver el caso Salazar por el desgaste que genera incluso entre "sanchistas"

Cargos del PSOE urgen a resolver el caso Salazar por el desgaste que genera incluso entre "sanchistas"
Cristina Narbona, Pedro Sánchez y Rebeca Torró, durante una reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. EP
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La gestión de las denuncias contra el exdirigente socialista Francisco Salazar ha generado un malestar interno en el PSOE, que va en aumento incluso entre los más fieles al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, según advierten cargos del partido. Por ello, urgen a la Secretaría de Organización, comandada por Rebeca Torró, a resolver esta crisis.

La indignación va a más y así queda reflejado en diversos chats que comparten cargos y militantes de la formación en los que se lanzan críticas muy directas por lo que entienden ha sido un intento de "tapar" los actos de acoso presuntamente cometidos por Salazar.

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"Los grupos están ardiendo", señala un parlamentario socialista que advierte de que las críticas vienen incluso de los más "pedristas". La sensación es que hay más indignación incluso que con los casos de presunta corrupción que han enviado a prisión a los dos últimos secretarios de Organización, José Luis Ábalos y Santos Cerdán.

Algunos de estos mensajes, a los que ha tenido acceso Europa Press, los publican militantes que han venido apoyando abiertamente a Sánchez pero ahora han decidido hacer públicas sus críticas ante un caso que consideran "sonrojante".

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"El caso Salazar demuestra que los partidos siguen defendiendo o tapando actitudes o hechos intolerables a los que creen son 'uno de los nuestros'" señala una militante que dice sentir "vergüenza" y que da por hecho que se ha intentado enterrar el caso para proteger al afectado.

Este sábado, Pedro Sánchez asumió en primera persona el error de haber tardado meses en contactar con las denunciantes y lo achacó a la falta de personal en la Oficina contra el Acoso del PSOE que lleva el caso. Además, negó que siga teniendo trato con Salazar desde que fue apartado en conversación con los periodistas en el acto de conmemoración de la Constitución en el Congreso.

La foto de Pilar Alegría

Buena parte de las críticas se las lleva la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, que fue fotografiada el pasado mes de noviembre comiendo en un restaurante de Madrid junto a Salazar, una vez que ya se conocía que había denuncias por acoso contra él y había sido apartado.

Esta imagen ha hecho un daño profundo a la credibilidad del PSOE, según las fuentes consultadas, porque da la impresión de que las acciones que se toman no van en serio y son únicamente "un escaparate", mero "postureo" mientras el vínculo con la cúpula del partido y del Ejecutivo se mantiene.

La imagen que se traslada a las víctimas es que la relación con Salazar continúa, y él sigue "asesorando", aunque desde La Moncloa niegan rotundamente que continúe prestando servicio alguno al Gobierno, al PSOE ni tampoco al PSC.

En todo caso, lo considera una "torpeza" e incluso una "tomadura de pelo" tanto a las afectadas como al resto del partido, que vive con indignación no haber contactado con las víctimas hasta cuatro meses después de la presentación de las denuncias y solo una vez que un medio de comunicación advirtió de la inacción.

No puede dejarse a medias

Por otra parte, un miembro de la Ejecutiva Federal admite que no han actuado con la diligencia debida y no han mostrado la cercanía que cabría esperar con las víctimas y exige al área de Organización de Rebeca Torró a resolver el caso.

A su juicio, faltan explicaciones convincentes de lo que ha pasado y de qué ha hecho el partido durante este tiempo, aunque este mismo viernes Ferraz trató de calmar los ánimos con una nota interna en la que admiten no haber estado a la altura y detallan punto por punto los hechos de los últimos meses.

Aunque Salazar ya se dio de baja del PSOE y por tanto no se le pueden aplicar sanciones internas, este dirigente insta a culminar el proceso y tomar una decisión final con el que zanjar una crisis interna "seria" y "desagradable".

El proceso, apunta, no puede quedar a medias y debe finalizar con una decisión clara de la Organización ante estos hechos y si estos finalmente se han podido probar tras los testimonios recabados.