La aldea ourensana de San Vicente de Leira, devastada por el fuego, pide ayuda para renacer: "Nos vimos rodeados por completo"
Los vecinos de San Vicente de Leira, sin agua potable ni luz, agradecen el apoyo recibido y piden ayuda a las administraciones
Última hora de los incendios forestales en España
OurenseEl incendio más grande de la historia de Galicia desde que hay registros arrasó San Vicente de Leira, una pequeña aldea de Vilamartín de Valdeorras (Ourense) en la que el 90% de las casas y los recuerdos de una vida de decenas de vecinos se han perdido, y que ahora pide ayuda para renacer. Informa en el vídeo Jorge Arenas.
Una semana después de que el fuego entrase en el pueblo y devastase casi todo a su paso, la asociación de vecinos ha realizado este domingo una concentración para agradecer el apoyo que han recibido de gente de la comarca y otros lugares.
Entre 200 y 300 personas han llenado las calles de San Vicente. "Sabíamos que el cariño era muy grande, pero nos ha desbordado la cantidad de gente que ha venido", ha contado a EFE Rosana, una de las vecinas de la asociación.
Reclaman ayuda a las administraciones
En el pueblo están muy agradecidos, pero también solicitan ayuda a las administraciones para recuperar su vida: "Aunque no estén cuando tienen que estar, que es antes de las desgracias, que cojan el ejemplo de la gente y de los pueblos, que están antes y después de las desgracias".
San Vicente es un pueblo "de fin de semana", cuando se reúnen unas 100 ó 150 personas, pero hay una treintena de vecinos que viven allí todo el año, entre ellos el padre de Rosana, que lo ha perdido todo: "La vivienda familiar ha quedado destruida por completo, con sus recuerdos y con nuestra alma ahí dentro".
El fuego que empezó en Larouco el 13 de agosto, ahora estabilizado tras arrasar 30.000 hectáreas, sorprendió a San Vicente el pasado sábado 16 hacia el mediodía.
"Nos vimos rodeados por completo", recuerda Rosana. No llegaron medios, y unos voluntarios de Medio Rural les dijeron que no se iba a enviar ayuda, que evacuasen en cuanto las llamas se acercaran.
Así lo hicieron, a través de una pista que el alcalde de Vilamartín de Valdeorras, Enrique Álvarez, logró abrir la pasada Navidad y que, aunque no está catalogada para circular, es la única vía de acceso al pueblo, porque antes ni un camión de bomberos habría podido llegar hasta allí.
"Si no hubiésemos tenido esa vía de escape, no sé qué habría sido de nosotros", asegura la vecina, que lamenta que la falta de una carretera en condiciones es una muestra más del abandono que sufre la gente de la aldea.
Los vecinos, sin agua potable ni luz
Una semana después, algunos de los vecinos que viven todo el año en San Vicente se niegan a abandonar el pueblo, a pesar de que las casas que no han sucumbido a las llamas han quedado afectadas de una forma u otra por ellas.
Siguen sin agua potable y sin luz, alimentados por un generador. Y muy agradecidos por la ayuda que han recibido de fuera, personas que les han llevado agua, comida, ropa y otros enseres, y a quienes han querido agradecer este domingo el apoyo con una concentración en la Casa do Pobo (casa del pueblo).
"Los puntos que nos unen al pueblo, como el cementerio, la iglesia y nuestro salón social, la antigua escuela, están intactos. Que esos puntos de unión hayan quedado en pie nos da mucha fuerza para seguir para adelante, y por eso esta pequeña reunión y la concentración", ha explicado Rosana.
Pero en San Vidente, como en el resto de lugares afectados por la ola de incendios, también piden que se agilice la ayuda lo máximo posible y que las administraciones trabajen juntas para que los vecinos, sobre todo los más vulnerables, recuperen de alguna manera su forma de vida, su día a día y sus casas.
"Esta catástrofe es de muchos. Y el dolor es de muchas personas, no sólo de San Vicente. El pueblo de San Vicente es una imagen para que se vea hacia el exterior", destacan.