Los 5 errores financieros más comunes que cometen los ganadores de la Lotería (y cómo evitarlos)
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¿Puede Hacienda quitarme el premio de la Lotería de Navidad si tengo deudas a pagar?
El dinero de la Lotería llega en un instante… y puede desaparecer mucho más deprisa de lo que querríamos. No es una maldición; es matemática emocional y falta de planificación. No es en absoluto raro que haya personas que tras recibir cantidades inesperadas de dinero terminen en apuros económicos, por culpa de sus propios hábitos. La buena noticia: la mayoría de los desastres financieros de los ganadores se repiten en cinco errores muy reconocibles… y evitables.
Creer que el premio es infinito y disparar el nivel de vida
El primer tropiezo es obvio, y pasa por: vivir como si el dinero no se fuera a acabar nunca. Da igual de dónde sea el ganador, ya que es habitual encontrar patrones muy similares: casas de lujo, coches de alta gama, viajes constantes y una lista de gastos fijos que no existían antes del premio.
Al no haber un plan, el premio se convierte en la única entrada de dinero en una cuenta corriente que solo baja. Es importante tener un plan financiero y no gastar sin tenerlo antes o, de lo contrario, el capital terminará desapareciendo en unos pocos años.
Cómo evitarlo: Antes de mover un solo euro, conviene fijar tres cifras por escrito: cuánto necesitas para tu vida diaria al año, cuánto quieres reservar como colchón de seguridad y cuánto vas a destinar a caprichos. Todo lo demás debería estar invertido o protegido, no en modo “barra libre”.
Tomar decisiones impulsivas sin asesoramiento
Otro error recurrente es decidir en caliente. Diversos asesores financieros que trabajan con ganadores explican que muchas personas se lanzan a comprar empresas, inmuebles o a “ayudar” a todo el mundo sin haber hablado antes con un profesional ni entender el impacto fiscal o el riesgo real de esas operaciones.
Cómo evitarlo: los expertos coinciden que lo mejor es seguir una secuencia concreta: discreción, pausa y asesoramiento. Primero, no hacer anuncios públicos; después, tomarse semanas o meses antes de cambiar de casa, trabajo o coche; y, entre medias, sentarse con un asesor financiero, un experto fiscal y, si hace falta, un abogado de confianza.